A estas alturas uno esperaría que la domótica estuviese mucho más extendida y que nuestras casas fuesen como mínimo igual de inteligentes que nuestros teléfonos. Pero aunque esta sigue siendo una asignatura pendiente del siglo XXI, poco a poco empiezan a sobresalir soluciones cada vez más interesantes (aunque a precios poco populares) para automatizar nuestras casas.
Así, ahora añadimos una más a la wishlist formada por soluciones como el termostato Nest, el controlador de enchufes Belkin WeMo o las bombillas Philips Hue. Se trata de la cerradura electrónica Kevo de Kwikset, capaz de emparejarse con nuestro iPhone para que podamos abrir o cerrar la puerta simplemente tocándola con un dedo sin ni tan siquiera sacar el teléfono del bolsillo.
La cerradura funciona a través de Bluetooth 4.0 y una aplicación disponible para iPhone 4S/5, convirtiendo nuestro teléfono en su llave. Cuando acercamos el dedo, la cerradura se conecta a nuestro teléfono automáticamente utilizando una codificación de nivel militar para verificar la clave pública y la privada, y si tenemos permiso, se abre o cierra según corresponda.
Con una autonomía de hasta un año utilizando cuatro pilas AA, la cerradura Kevo también cuenta con la posibilidad de utilizar una llave normal (lástima que por lo que podamos ver no se trate de una llave de seguridad) para desbloquear la puerta, pero lo más interesante sin duda no es el ahorrarnos un giro de muñeca, sino facilitarnos el acceso a nuestra casa cuando llevamos las manos ocupadas o incluso abrirla de forma remota para otra persona o autorizar de forma temporal a su terminal.
Los casos en los que esto puede resultar útil son múltiples y muy diversos. Desde una fiesta a la que los invitados pueden acceder incluso aunque nosotros hayamos tenido que salir para buscar algo a última hora, a permitir que un familiar pueda pasar por casa para recoger o dejarnos algo, pasando por otros casos en los que quizás sea conveniente añadir algunas cámaras IP al conjunto para permitir a un mensajero dejarnos el paquete en la entrada o al técnico del gas revisarnos la instalación mientras no estamos en casa.
Curioso como mínimo a falta de conocer su precio y disponibilidad para poder valorar hasta qué punto puede llegar a hacerse notar. ¿Qué os parece? ¿Confiaríais el acceso a vuestra casa a vuestro teléfono?
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