Probamos el Zeppelin mini de Bowers & Wilkin

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Si conoces un poco el mundo de los altavoces para el iPod habrás escuchado hablar de un modelo llamado Zeppelin de B&W, si no lo conoces te diré que son considerados por muchos como el mejor conjunto de altavoces disponibles en la actualidad.

El problema es que su precio es algo desorbitado y accesible sólo a algunos bolsillos privilegiados. Por suerte, algo parecido pensaron sus creadores, el estudio de sonido Bowers & Wilkin, y decidieron llevar esa experiencia de sonido a un equipo algo más sencillo pero no de peores características.

Su precio se antoja alto, pero el Zeppelin mini se posiciona como uno de los mejores altavoces de su categoría. En Applesfera hemos podido probar uno de estos fantásticos equipos, aquí tienes nuestras conclusiones.

El principal problema del que parte este equipo son las altas expectativas que esperas de un equipo que cuesta cerca de 400 euros y que está desarrollado por una casa mítica en la creación de altavoces para mesas de mezcla y estudios de sonido, la cuestión es ¿Cumple con las expectativas?

No sólo las cumple sino que las sobrepasa de forma excepcional, veamos más en detalles las características de este equipo.

Características técnicas del Zeppelin mini

Para lo amantes de los números empiezo hablando de los detalles técnicos del equipo:

  • Transductores: 2x f75 mm gama completa

  • Rango de frecuencias: corte a -6dB en 47Hz y 22.000 Hz

  • Potencia de salida del amplificador: 2×18W

  • Consumo en standby: 0,8W

Muy bonito, pero ¿Qué tal suena? Suena como lo ángeles. Fuera bromas y hablando bien, suena francamente bien. Por lo general los altavoces del iPod e iPhone suelen tener un sonido “mediocre”, no digo malo sino dentro de la media, un sonido que no te sorprende en exceso a la hora de escucharlo. Cuando enciendes el Zeppelin mini esperas algo parecido ya que es un altavoz para el iPod, pero en realidad ese es todo el parecido con la realidad.

La calidad del sonido es soberbia, un sonido claro, ligeramente coloreado, con un rango dinámico fantástico y con unos bajos muy naturales e intensos. Hay algo que me encanta y que valoro mucho a la hora de comprar unos altavoces o cascos y es el sonido “plano” es decir, un sonido natural en el que las cosas suenan como tienen que sonar y no como el fabricante ha decido como tienen que sonar.

Esta es una de las máximas en la empresa creadora de estos altavoces, tal y como dicen ellos:

Las cosas tienen que sonar tal y como fueron grabadas.

Sinceramente, han acertado de pleno. No podría estar más de acuerdo con su afirmación. No predomina ningún rango y la música suena francamente bien y natural. Creo que no hay ninguna pega en este sentido, una empresa que lleva 40 años buscando el altavoz perfecto no se merece ningún tipo de discusión en este aspecto.

Pero es que además han sabido mejorar todo lo que ya tenia el modelo Zeppelin, como son las conexiones. Ahora además de la entrada auxiliar y el conector dock incluyen un puerto USB para poder conectar el dispositivo al Mac. De esta forma además de servir como altavoz para el ordenador, podemos usarlo como base de carga y sincronización a cualquier dispositivo conectado al dock del equipo.

La conexión dock es un acierto ya que además de sincronizar el iPod o iPhone con el ordenador, permite controlar iTunes y el altavoz del Mac desde el mando incluido con los altavoces. Conectar el equipo mediante USB al Mac en lugar de la salida auxiliar son todo ventajas y además de las evidentes hay otra relacionada con la calidad del audio.

Si usamos el conector USB, tanto para el iPhone como para el Mac como medio de entrada, evitamos perder calidad de sonido con una doble conversión digital, analógica. De esta forma la información es transmitida hasta la conversión final en formato digital, cosa que agradeceremos eternamente si contamos con música en formato lossless.

En definitiva, buenas ideas y un sonido que no te dejara indiferente.

Conclusiones y fallos

Espera, no dejes de leer por que he dejado para el final los fallos del equipo, que los tiene. Aunque “tontos” creo que no hay que dejar de contar tres fallos que tienen el equipo.

  • Pequeño tamaño. ¿Desde cuando un equipo de una tamaño reducido y “perfecto” sobre el papel es un problema? Pues en el caso de que se trate de un altavoz. Algo que no me ha gustado nada es una sensación de “concentración del sonido”. Aunque el equipo tiene dos altavoces si te encuentras a una distancia relativamente cerca el sonido apenas se expande y se concentra en un canal muy reducido, si encima lo tienes en un lateral esa sensación de escuchar “todo” por un canal auditivo es bastante desagradable y resta enteros de sonido al equipo. La solución es alejarse, aunque nunca termina de ser perfecta la dispersión.

  • Fuente de alimentación. Ya que no son míos, no he podido lanzar la fuente de alimentación por la ventana, pero os prometo que si pudiese haberlo hecho, lo habría hecho. La “dichosa” fuente de alimentación produce un horrendo sonido agudo mientras el equipo esta en “standby”, similar al producido por algunos cargadores viejos de Apple. Cada uno tiene sus manías, las mías radican en los sonidos agudos y sinceramente, este es insoportable.

  • Es feo. Curiosamente a todo el mundo le encanta, pero a mi me parece horrible. El modelo normal con su forma de “zeppelin” y trasera metálica me parece sublime. Este modelo, el mini, me parece francamente feo y a excepción del brazo giratorio (una idea fantástica) el resto del equipo no me gusta nada.

La conclusión es sencilla, si no te importa gastar el dinero en unos buenos altavoces tienes aquí unos de los mejores del mercado. Aunque te doy un consejo, puestos a gastar tanto dinero gasta un poco más en el modelo antiguo, el Zeppelin a secas, y ya de paso accede a unos altavoces mucho más polivalentes y con potencia suficiente para servir como minicadena para casa e incluso como home cinema sencillo.

Vídeo | YouTube (música Alexander Blu)
Más información | B&W

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