El día después de la última Macworld

El día después de la última Macworld
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Después de doce años mirando a ese escenario, cuesta no encontrarse allí a Steve Jobs. Sin embargo, me sorprende que muchos identifiquen esto con un hecho de flaqueza, decadencia o "cambio para peor" dentro de Apple. Y me parece tremendamente injusto que no ver allí al hombre que salvó una empresa moribunda, sea signo de que ya no está en ella.

¡No es así! Me dio un poco de pena observar algunas reacciones a la keynote, cuando la gente clamaba por el regreso de Jobs a la presentación... como si eso fuera a cambiar algo. ¿Acaso no piensan que es el propio Jobs el que está también detrás de los productos que se presentaron el martes? ¿O quizás se presupone que el CEO de Apple es un mago que materializa productos encima de un escenario?

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El diseño de un proyecto es tremendamente complicado. Intervienen cientos de personas y puede durar años. No hay más que mirar cómo se desarrolló el iPhone, algo que comenzó a gestarse casi 3 años antes de su primera presentación en la MacWorld de 2007. Por tanto... ¿a quien se le ocurre pensar que si Jobs hubiera estado hace dos días en San Francisco, hubiera cambiado algo?

Y tampoco nos engañemos: Phil Schiller no fue puesto ahí contra su voluntad. Es su trabajo, su deber y su responsabilidad tomar las riendas cuando sea necesario. Pero no lo menospreciemos: Schiller tiene un potencial y un carisma que pueden dar mucho juego en el futuro. Tiene mucho que aprender y no es Steve Jobs pero... ¿que tiene eso de malo? Steve Jobs tampoco es Phil Schiller, y eso, quizás sea un soplo de aire nuevo a una compañía que tiene que dejar la jobsdependencia de una vez por todas. Y nosotros, también.

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Phill Schiller hizo lo que pudo exprimiendo una keynote sin sustancia y salió bastante bien parado, aunque todavía le falta experiencia sobre el escenario.

Los contenidos de la keynote de ayer estaban claramente marcados por un mercado en crisis, lanzando un inaudito pack de sistema operativo y suites, además de un portátil cláramente enfocado al mercado profesional.

¿Donde están las sorpresas? Evidentemente, en la última Macworld no iban a estar. Porque sería como terminar un libro superventas con un último capítulo convertido en best-seller. Y las eras se cierran con cautela, discretamente, con una despedida.

Podemos ser optimistas o pesimistas en esto. Podemos ver el fin de una compañía que mucha gente lleva matando mucho tiempo, pero que nunca muere, sino todo lo contrario. Podemos ser pesimistas y pensar que nunca nada será igual.

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Los altos cargos de Apple se levantaron y aplaudieron a Schiller, toda una demostración de que la compañía no sólo es Steve Jobs.

Sin embargo, no seré pesimista... ni optimista. Intentaré ser lo más realista posible, y le daré a Apple el beneficio de la duda que concede el tiempo que se ganaron el martes. Sí, tiempo. El tiempo de preparar las cosas sin presión de eventos fijos, el tiempo de organizarse todos los frentes que tienen abiertos.

El fin de la era Macworld no es el fin de las keynotes, sino el reagrupamiento de ellas de una forma más racional. Que no esté Steve Jobs en una presentación no es el fin de Apple, ni Phil Schiller el culpable de que no se presentara el Mac mini (por el que yo sigo apostando todo o nada) o el iMac o el tablet Mac.

El día después de la última Macworld ha llegado cómo tenía que llegar, silencioso. Las sorpresas, mejor las dejamos para pasado mañana.

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