La iteración de Apple y Jony Ive

La iteración de Apple y Jony Ive

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La iteración de Apple y Jony Ive

El coche avanzaba por la mítica interestatal 280 con total normalidad, saliendo hacia el bulevar De Anza, en Cupertino. Era Marzo de 1998. Seguramente, hacía el típico frío contenido como el que suele tener California en aquella época, aunque para el conductor del vehículo sin duda era un día importante. Para el mundo de la tecnología lo será también. El acceso al parking de empleados de 1 Infinite Loop se hacía a través de la avenida Mariani, donde Tim Cook dejó su coche delante del singular edificio de oficinas de Apple.

Solo él nos podría describir lo que sintió en ese momento. Os  puedo contar lo que sentí yo la primera vez que estuve delante de aquellas legendarias oficinas de Apple: aún no siendo las más espectaculares, ni las más grandes, a mí me parecieron enormes, en cualquier sentido perceptible e imperceptible. Infunden un profundo respeto por todo lo que ha ocurrido y se ha creado allí y no creo que nadie las considere unas oficinas más. Cook trabajó doce años en una mega corporación como IBM, pero aquel día estoy convencido de que también estaba sobrecogido.

Era su primer día en Apple.

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Bajó del coche y descubrió que en la entrada se habían concentrado un buen número de personas, algunas con pancartas. Estaban protestando por algo. Imagino a un cauto Cook pidiendo perdón para apartar como pudo a la gente y acceder a la entrada principal del edificio IL1, sin saber muy bien que estaba pasando. En una sala de aquel edificio, le esperaba Steve Jobs y parte del equipo de diseño.

Jobs necesitaba resucitar Apple a finales de los 90, y quería que Ive fuera parte de ello: "Vente, haremos cosas increíbles"

Al preguntarle sobre aquella gente, Jobs fue tajante: “Protestan porque vamos a cancelar el Newton. Es normal. Es un gran producto, y estas decisiones nos duelen también a nosotros, pero no es perfecto. Lo entenderán. Luego les bajaremos café y donuts”. Aquel Newton del que hablaba Jobs fue diseñado por Jonathan Ive a principios de los 90,  una época complicada en la compañía que casi la lleva a la bancarrota. Jobs le prometió a Ive que si formaba parte del equipo a su vuelta a Apple, harían cosas increíbles juntos.

Construir Apple, de nuevo

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Esta época definió el futuro de Apple en muchos sentidos. En mi opinión, uno de los logros más importantes de aquel momento fue que el propio Jobs fue consciente de la importancia del equipo global, de la necesidad clave de crear un ADN robusto con los valores de empresa, también de los objetivos. No se podía depender de una sola persona porque eso casi lleva a la bancarrota a la Apple de Scully y compañía.

Ive y Jobs sabían que un producto sería vulnerable si no atravesaba cientos de "NO" al día: la concentración era esencial

¿Cuántas veces dices NO a lo largo del día, Jony?” Steve Jobs le hacía esta pregunta con un único propósito: la búsqueda de la concentración completa en cómo va a funcionar el producto, en la parte del diseño es importantísimo. “Hay diferentes niveles de concentración, y una de ellas es cuantas veces dices que no”. Si tienes la idea muy clara de lo que quieres conseguir, también tienes muy claro lo que no. Esas mil veces que dices NO deben llevar a una única vez que dices que SÍ.

La relación de confianza que se estableció con ellos a finales de los noventa iba más allá del trabajo. Incluso a menudo pasaban las vacaciones juntos con sus familias. Jobs solo tenía una oportunidad para resucitar la compañía y no podía dar un paso en falso. Eso lo llevó a rodearse de gente de confianza como Ive y Cook y crear a partir de ellos unos círculos de confianza que se fueron extendiendo a todos los ámbitos de la empresa durante los próximos años. Era como construir Apple de nuevo, pero sobre todo, prepararla para el futuro.

El proceso creativo

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El proceso creativo dentro de Apple nunca se detenía. Tony Fadell comentó hace unos años que el mismo día de presentación del iPod original – otro de los éxitos de la conjugación perfecta de equipos y concentración – Jobs llamó a todas sus primeros oficiales a la sala de diseño. “En la siguiente generación, necesitamos esto, esto, esto, esto y esto”. Sólo celebraron el lanzamiento de aquel icono del mundo de la tecnología durante un segundo, antes de pensar en el siguiente.

A Ive le motivaba aquella fuerza creativa. A menudo comentaba que disfrutaba viendo a Jobs entusiasmado con los productos cuando era consciente de que iban a funcionar. El equipo de diseño fue creciendo en la misma medida que lo hizo Apple, que ya no se apellidaba solo “Computer”, sino “Inc.” Esto significaba un cambio mucho más profundo y una diversidad que iba más allá de los ordenadores. El futuro también pasaba por el mundo móvil y traía nuevos productos que había que alcanzar.

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Ive aprendió de aquellos “primeros años” de la nueva Apple y de Jobs que no todo podía recaer en una sola persona, y que la importancia del equipo sería clave en una compañía que tendría muchos frentes abiertos. La demostración más clara de todo esto fue la involucración personal en el Apple Park en los últimos, a la vez que participaba en la creación del resto de productos de la compañía – sin duda respaldado por la gente que él mismo había guiado e involucrado dentro del (ahora sí) robusto ADN de la compañía.

Apple diversificó productos y para ello el equipo de diseño tuvo que crecer, sin dejar de alimentarse de la experiencia y el ADN de la compañía

Me interesa mucho más el proceso creativo que  da lugar a un producto, que el propio resultado final” comentaba a Naomi Campbell en una entrevista exclusiva concedida a la modelo hace unos años. Parte del proceso creativo es el feedback continuo del equipo de diseño y de esas iteraciones se consigue pulir y dar lugar a la creación final. “Sin estas discusiones, no tendríamos hoy en día un iPhone en nuestros bolsillos“. Sin duda tiene razón. Lo valioso del proceso de creación es que ese feedback también alimenta la experiencia de todos los componentes para encarar el siguiente proyecto. Y esto ha estado sucediendo en la Apple que se ha convertido en los últimos años en la compañía más valiosa del mundo. Quizás precisamente por ello.

La siguiente interacción

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Jony Ive, en la zona de demo de productos de la pasada WWDC19

La salida de Jony Ive para montar su propia compañía de diseño sin duda responde a su propia necesidad creando, aportando valor a un mundo que incluso puede ir más allá de la propia tecnología, como ocurrió con el Apple Park. Creo que todos entendemos que no es una cuestión económica lo que mueve a Ive a salir de la empresa donde ha estado treinta años – doce de ellos al lado de un genio como lo fue Jobs – sino que ha esperado el momento oportuno para seguir iterando su creatividad.

Ive ha conseguido mezclar la tecnología con el arte e integrarlo en los valores y el corazón de la empresa para el futuro

Es sin duda una pérdida importante para la compañía, aunque la sensación al leerlo en titulares quizás lo haga parecer más problema de lo que en realidad es: el propio Tim Cook contaba en la nota de prensa que van a seguir trabajando directamente con él en el futuro y con proyectos exclusivos. La gran diferencia aquí es que también podremos disfrutar de sus creaciones en otros ámbitos, y eso sin duda es una buena noticia para quienes entendemos el impacto y la importancia de sus creaciones y cómo es capaz de borrar las barreras mentales que solíamos tener con algunos productos en el pasado: “Un ordenador puede ser sexy”, y varios meses después apareció el primer iMac – que lo cambió todo, salvó a Apple y dio oportunidades a nuevos productos, como el iPod.

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Parte del equipo de diseño de Apple, en la actualidad

En mi opinión, la Apple que volvió a construir Steve Jobs a finales de los noventa está diseñada para sobrevivir a los “nombres” que una compañía como esta tiene como reto afrontar. Desde luego no es fácil: imaginad lo que significa tener a genios como Steve Jobs o Jonathan Ive en tus filas y que en algún momento tengan que partir. El único plan de contención aquí fue crear un ADN corporativo que sea capaz de asimilar el nuevo talento que entra en la compañía para que se sumen a esta energía creativa única.

Los equipos mantienen la visión del objetivo que tiene Apple con cada nueva creación. Durante años se ha estado haciendo, y Ive seguirá ayudándolos hasta que se mude definitivamente a su nueva empresa a finales de 2019. Las oportunidades de aportar ideas frescas y reforzar el camino que ha recorrido la empresa tienen ahora más posibilidades que nunca, pero de cara a la siguiente iteración también hay que ser mejores que nunca. Como siempre. Gracias, Jony.

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