Que mi iPhone cueste más que mi Mac no tiene ningún sentido: la versatilidad vale más que una buena cámara

Que mi iPhone cueste más que mi Mac no tiene ningún sentido: la versatilidad vale más que una buena cámara

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Iphone Y Macbook Air

Si hablamos de productos Apple, podemos entender que sean considerados como inversiones en muchos casos y por tanto se amortice su precio. Sin embargo, no nos engañemos, son productos con precios que no son precisamente bajos. Y además se dan circunstancias un tanto extrañas en lo relativo a precios. Tanto como que un ordenador sea más caro que un smartphone.

Y es que, por muy buenos que sean los iPhone y por mucho que lo amortice, al final no dejan de ser dispositivos que a nivel técnico estarían por debajo de un Mac. Por el contrario, su precio en muchos casos es inferior. En el mío lo ha sido.

Y es raro. Muy raro.

Un iPhone no es un Mac, por muy 'Pro' que sea

Hace casi dos décadas, con el lanzamiento de los smartphones en general y del iPhone en particular, empezamos a comprobar como aquello de llevar un ordenador en el bolsillo es cierto. Aunque no al pie de la letra. Un iPhone puede ser una herramienta de trabajo en muchos casos, pero no la única.

En lo que a mi uso particular se refiere, más allá de acciones propias del "uso personal", el iPhone es una herramienta imprescindible de mi trabajo. Ya sea para seguir al tanto de las novedades de cada versión y transformarlas en artículos, realizar llamadas profesionales, consultar el correo cuando estoy fuera o hacer fotografías o tomar notas cuando acudo a eventos.

Iphone Y Macbook

Y vale que en estos usos fuera de casa, un iPhone o cualquier otro smartphone es mucho más cómodo y práctico que un ordenador por muy portátil que sea. Sin embargo, es el Mac lo que uso durante más horas y con tareas mucho más intensivas. Desde redactar los propios artículos hasta preparas las imágenes, llevar a cabo una organización del trabajo en herramientas especializadas o mantenerme en contacto con mis compañeros en remoto.

El iPhone me lo puedo llevar a todas partes, pero nunca me aportará tanto como un MacBook.

Y que no nos volvamos locos tampoco, un iPhone es un iPhone y un Mac es un Mac. Con todo lo que ello conlleva, como tener un sistema operativo de escritorio, mayor potencia, posibilidad de ejecutar diversas tareas de forma simultánea y un largo etcétera. Y no, un Mac no me sirve para tomar grandes fotografías y vídeos como el iPhone, pero tampoco este me da esa versatilidad que sí me da el equipo de escritorio.

Así las cosas, concretando ya en el asunto precios, tengo un iPhone y Mac comprados con apenas un mes de diferencia. Por un lado, el MacBook Air M1 que con una oferta me salió por 999 euros y por otro un iPhone 13 Pro Max por 1.259 euros. Es decir, una diferencia de 260 euros que, sin ser tampoco algo desorbitado, ponen de manifiesto que un equipo mucho más polivalente resulta más económico que otro que, con todas sus grandes virtudes, tiene un uso más limitado.

Evidentemente, soy consciente de que la cosa podría haber cambiado si hubiese elegido otro iPhone u otro Mac. Sin embargo, son muchas las combinaciones que acaban dejando más barato el ordenador que el móvil. Y más ahora si vemos que los iPhone 14 han disparado su precio en países como España.

Tampoco sirve como lectura positiva el hecho de que los iPhone sean más accesibles, dado que no es así. De hecho el dato anteriormente citado de su subida de precios hace buen alarde de ello. Y los Mac van por el mismo camino, como ya se vio con el MacBook Air M2 o con mi mismo MacBook Air M1 con su subida de precio silenciosa sin ni siquiera modificar su hardware.

Como datos añadidos, vemos también precios extraños en otros productos de Apple. Véase como una correa de Apple Watch puede costar prácticamente lo mismo que todo un HomePod mini o como los AirTag resultan más baratos que sus accesorios oficiales.

Retomando el combo iPhone-MacBook habrá quien me diga "pero es que el iPhone también lo usas para otras cosas personales", y digo, ¿acaso el MacBook no? La conclusión de todo es que, una vez pagado, poco importa ya todo. Sin embargo, no deja de sorprenderme que mi principal herramienta de trabajo y buena parte de ocio haya salido más barata que un smartphone.

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