“Lo primordial es que el mensaje y su intención se transmitan”: así es el trabajo de Ángel Domínguez, traductor de apps

“Lo primordial es que el mensaje y su intención se transmitan”: así es el trabajo de Ángel Domínguez, traductor de apps

5 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
“Lo primordial es que el mensaje y su intención se transmitan”: así es el trabajo de Ángel Domínguez, traductor de apps

El desarrollo de una aplicación tiene un montón de procesos e implica diferentes ámbitos y profesiones que a veces ni tenemos en cuenta. Generalmente pensamos que es cuestión de unos desarrolladores y a lo sumo algún diseñador que se encargue de la parte gráfica. Pero hay más, mucho más. Los responsables de marketing, los responsables de comunicación, los responsables de probar la app, el soporte técnico o incluso los responsables de traducirla a otros idiomas. Algo que, si se hace bien, no lo hace Google Translate.

En el panorama español hay una persona que ha destacado en los últimos años en este campo, se trata de Ángel Domínguez. Por su nombre quizás no lo conozcas, pero es muy probable que si utilizas un iPhone o iPad también estés utilizando alguna app traducida por él. Como él mismo indica en su cuenta de Twitter.

Más allá de limitarse a lo que dice Google Translate

Angel

Con Google Translate y tantos otros traductores automáticos uno no siempre es consciente de la importancia que tiene la traducción de una app o interfaz gráfica. En Applesfera hemos querido descubrir un poco mejor este mundo y por eso hemos hablado con Ángel Domínguez. Lo mejor es que se presente él mismo y nos cuente algunas curiosidades sobre su trabajo y el mundo de la traducción:

Cuéntanos, ¿cómo te gusta definir exactamente tu trabajo?

Normalmente me presento como traductor de inglés a español; a veces como traductor audiovisual. Depende también de la persona y el cliente, porque en el mundillo tenemos varios términos que suenan rimbombantes pero ayudan a clasificar distintas categorías de nuestro trabajo: «localización», para la traducción y adaptación cultural de cosas como apps, videojuegos, webs, etc.; «transcreación», para la adaptación de mensajes publicitarios de todo tipo; «traducción audiovisual», que engloba actividades como el subtitulado, traducción para doblaje, audiodescripción, etc., por nombrar algunas especialidades.

¿Hasta qué punto priorizas la literalidad del texto original frente a lo que realmente se quiere decir? ¿Tienes vía libre para adaptar las cosas o es mejor ceñirse al contenido original?

Lo primordial es que el mensaje y su intención se transmitan al idioma de destino, que la persona a la que llegue la traducción capte el mensaje. La literalidad es algo a evitar casi siempre, porque el contexto importa muchísimo; un texto puede contener referencias culturales, falsos amigos (expresiones en distintos idiomas que suenan muy parecidas pero que no significan lo mismo, como el consabido «actually» inglés, que no significa «actualmente» sino «en realidad») o incluso errores gramaticales. Con ciertos textos hay que ir con mil ojos.

Además, en la localización de software es normal encontrarse cadenas de texto muy cortas que pueden significar varias cosas. Por ejemplo, «The X» (X es una variable que se sustituye por otra cadena en la app); «the» puede hacer referencia a «el», «la», «los» o «las». Muchas veces, el desarrollador no tiene en cuenta la labor de internacionalización (ahí va otra palabra rimbombante) necesaria para adaptar la interfaz a otros idiomas, que tienen distintas necesidades de espacio, género y número, etc. Algunas veces, estos problemas se pueden salvar jugando con la redacción al traducir, pero otras no es posible y hay que coger el camino de enmedio. Avisamos al cliente, por si quiere implementar estas distinciones en el código. Si no lo hacen, ciertas partes de la interfaz o mensajes de la aplicación tendrán una redacción forzada para que se entienda lo mejor posible el mensaje.

En cuanto a adaptar los textos, muchas veces hay que ajustarlos a la cultura de destino. Por ejemplo, ayer mismo traduje una actualización de una app de gestión de dispositivos HomeKit que incluía ejemplos de actividades típicas en cualquier casa. Uno de ellos indicaba algo como «18:30 - Preparar la cena», pero en España, a las 18:30 es más normal merendar que cenar. Así que cambié la hora del ejemplo para que no causara extrañamiento en los usuarios.

De todos modos, como decía antes, hay que transmitir el mensaje del autor. Por último, recordando un debate que surge de vez en cuando en el mundillo, en textos de ficción, como los diálogos y narraciones de los videojuegos, series y películas, o novelas, no podemos embellecer ni censurar ciertas partes porque vayan en contra de nuestras opiniones o resulten ofensivas. No es nuestra labor.

d

Una pregunta algo más técnica, ¿los desarrolladores utilizan formatos estándar para la traducción de apps como XILFF o cada uno sus propios métodos que llegan a dificultarte el trabajo?

De un tiempo a esta parte, el formato XLIFF parece haberse impuesto gracias a que hay muchas herramientas de localización y traducción asistida que pueden leerlo y exportarlo, tanto herramientas de ordenador como plataformas web.

Hay agencias superespecializadas en localización de software, como la alemana Wordcrafts, para la que trabajo desde 2011, que desarrolla su propio software de localización para Mac y que ofrecen un servicio mucho más avanzado a los desarrolladores. Y también hay agencias que no suelen dedicarse a la localización y que a veces no trabajan del todo bien con estos textos y formatos; te encuentras cadenas de texto segmentadas (partidas o divididas en segmentos individuales) de formas que dificultan mucho traducir a ciertos idiomas.

Un ejemplo: en español, el adjetivo suele ir después del nombre, al revés que en inglés. Si tienes una cadena como «X door», en la que X puede ser cualquier color de una lista, no pasa nada, porque lo traduces como «Puerta X» y listo. Pero a veces te encuentras «X» y «door» separado en dos segmentos independientes, con lo que tienes que unir los segmentos, si el software lo permite, o avisar al cliente si no. Por no hablar ya del género y número de esos adjetivos. ¿Al traducir los colores, el desarrollador ha tenido en cuenta que puedan acompañar a un sustantivo singular, plural, masculino o femenino? ¿Cómo traducimos «yellow» entonces? ¿Como «amarillo» o «amarilla», «amarillas» o «amarillos»?

¿Sabes de algún caso en el que debido a una mala interpretación de la traducción algún usuario haya tenido serios problemas? Por ejemplo, digamos que en una app de copias de seguridad no queda claro para el usuario qué hacer en una situación determinada y pierde todos sus archivos. ¿Te sentirías responsable de ello?

En el mundo del software no conozco ningún caso de ese tipo, pero sí que hay casos que dejan claro lo importante que es una traducción de calidad. Hace años apareció una historia sobre 47 prótesis de rodilla mal implantadas porque una frase de las instrucciones se había traducido de forma incorrecta: «non-modular cemented» se tradujo al alemán como «zementfrei» (sin cemento) y un montón de pacientes sufrieron las consecuencias.

En mi caso, da la casualidad de que he traducido una aplicación de copia de seguridad y, aunque los textos originales estaban muy claros, en alguna que otra frase opté por aclarar un poco la redacción para evitar confusiones. Yo mismo uso la aplicación y sé lo importante que es entender la información que se muestra al usuario. También hay que tener en cuenta que es normal que los acuerdos de licencia de usuario (eso que nunca nos leemos) se laven las manos con frases que explican que no se garantiza que el software vaya a funcionar de una forma determinada o sirva para un fin concreto.

Esto hace patente la importancia que tiene la fase de revisión, tanto de los textos por sí solos como en el contexto de la propia aplicación. Por desgracia, casi ninguna agencia hace esto último, con lo que es imposible detectar problemas de espacio o distribución de los textos. En general, los localizadores de software y de videojuegos trabajamos con unas condiciones bastante ridículas en cuanto al acceso al material que tenemos que localizar. Es muy raro que tengamos acceso a los juegos o aplicaciones que estamos localizando más allá de unas capturas de pantalla. Y con frecuencia nos enfrentamos a cientos o miles de cadenas sin contexto y sin comentarios del desarrollador. A veces, un nombre de variable es todo lo que tenemos para aportar una pizca de contexto.

Para ciertos trabajos, los clientes exigen un seguro de responsabilidad civil profesional para cubrir las consecuencias de posibles errores. En la localización creo que no es habitual.

Pero creo que es muy importante mencionar una cosa: los localizadores de videojuegos en particular normalmente quedamos fuera de los créditos de los juegos en los que hemos trabajado. Esto puede parecer una frivolidad, pero es importante reconocer el trabajo de todo el mundo. Para que os hagáis una idea: es más habitual que aparezcan los nombres de las mascotas o bebés del equipo de desarrollo que los nombres de los traductores. Y para empeorar las cosas, muchas agencias obligan a firmar acuerdos de confidencialidad que impiden a los traductores mencionar siquiera que han trabajado en tal o cual videojuego. Más sangrante aún: si una de estas traducciones resulta premiada, los responsables no pueden recoger el premio sin permiso expreso. Aparte de ser moralmente reprobable, esto atenta contra la libre competencia y afecta a nuestras posibilidades de conseguir proyectos futuros en los que trabajar. Los jugadores deben estar informados de esto.

s

¿Alguna palabra a la que no le hayas encontrado una traducción adecuada al castellano? Una que te gustaría que la RAE incluyese para no tener que traducirla.

Me suelo echar a temblar con el verbo «toggle», que significa algo así como «conmutar», pero que no se entiende traduciéndolo así. Viene a querer decir «encender si está apagado y apagar si está encendido». Yo lo suelo traducir como «activar/desactivar», pero fijaos en la diferencia de espacio que ocupa el inglés y la traducción.

Otras dos puñeteras son «backup» (copia de seguridad) y «back up» (hacer una copia de seguridad). Cuando el espacio escasea, como en aplicaciones para iPhone, hay que ingeniárselas para que quepa.

En cuanto a lo de la RAE, ¿sabéis lo que pienso? Que los países en los que no se investiga ni se innova lo suficiente no pueden crear neologismos y tienen que conformarse con incorporar o adaptar los de otros idiomas. ¿Cuántos términos tecnológicos usamos que provienen del inglés? Ellos inventan, nosotros adoptamos. Tampoco me parece una buena solución crear palabras mutantes como el famoso «cederrón», que está recogido en el DRAE.

“La app es perfecta pero no está en español, por lo que le pongo sólo una estrella” ¿Qué le dirías a la gente que deja esas reviews en la App Store?

Lo puedo entender, pero me parece un poco injusto. En la descripción de la app se indica claramente a qué idiomas está localizada. Si la compras a sabiendas de eso, no le des luego una estrella. Vamos a ser un poco consecuentes.

Otra cosa es que la localización al español (o al idioma que toque) sea un desastre o esté hecha con traducción automática, cosa que no sería la primera vez que ocurre. Entonces sí, ponle una estrella, dos velas negras y lo que quieras. Pero por encima de todo, escribe al desarrollador para quejarte por la calidad de la localización o para pedir que localicen la app a tu idioma. Eso es mucho más útil que dejar un comentario negativo.

Y si me permitís que me ponga un poco repelente y ejerza de traductor y revisor, el término correcto es «el App Store». Muchas veces he tenido que corregirlo y me lo sé de memoria, y Apple suele ser muy perfeccionista con su terminología.

En mi caso me despido sabiendo unas cuantas cosas nuevas, a pesar de estar tan metido en el universo Apple. También con nuevos deberes, como escribir correctamente “el App Store”. Muchas gracias Ángel por la entrevista y muchas gracias por el trabajo que realizas para la comunidad Apple en español, tanto tú como el resto de traductores.

Como despedida, quiero agradeceros vuestro interés y que hayáis contado conmigo para la entrevista. Debo decir que la traducción es una profesión maravillosa y que, problemas y dificultades aparte, es estupendo ayudar a que los textos, las obras creativas y las herramientas estén accesibles a muchas más personas.

Podéis encontrar y contactar con Ángel Domínguez en su cuenta de Twitter. También en su perfil de LinkedIn.

Imagen | Unsplash

Comentarios cerrados
Inicio