No es sólo el precio: voy a darme de baja de Netflix para proteger la privacidad en mi iPhone y mi iPad

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Es algo que a nivel familiar nos va a costar, pero la decisión está hecha: voy a darme de baja de Netflix. Sus nuevas condiciones y precios son demasiado exigentes para mi criterio, y no me extraña un pelo que por las redes sociales haya compañeros y otras personas que estén haciendo lo mismo.

Pero más allá del precio o de las condiciones que exigen agregar suscriptores adicionales a la cuenta, hay otro motivo del que no se habla demasiado y para mí también tiene mucho peso. Y es el de la privacidad y la desconfianza por parte de una empresa hacia sus usuarios.

Netflix no tiene por qué saber dónde uso mi servicio y con qué o hago

Sí, me niego en redondo a pagar casi 30 euros al mes por Netflix y sí, me niego en redondo a tener que ir verificando regularmente mis dispositivos como los de mis familiares. Pero es que no se trata de una simple verificación: se trata de que Netflix está vigilando (aunque sea indirectamente) mis movimientos y los de aquellas personas con quien comparto la cuenta.

Entiendo y veo un sentido a la idea: Netflix quiere que sus reglas se sigan a rajatabla, y eso implica vigilar que sus cuentas se usen alrededor de un mismo hogar. Al fin y al cabo esas son las condiciones que aceptamos cuando nos suscribimos a Netflix, era el servicio el que nos permitía de forma interesada romper esas normas compartiendo contraseñas. Hace un tiempo llegaba a fomentarlo en las redes sociales:

En una época en la que Netflix no paraba de crecer, compartir las cuentas era algo que no suponía un problema para el servicio. Pero ahora que han llegado las vacas flacas Netflix ha cruzado una línea roja. Al menos para mí. Y es la de revisar activamente la ubicación, sin importar el método, de mis dispositivos.

Esa vigilancia exhaustiva, obligándome a ir confirmando regularmente mis dispositivos y limitar severamente aquellos que usa mi familia, es una razón de peso para que haya decidido despejar el servicio. No veo motivo alguno por el que un servicio que se limita a ofrecerme contenidos tenga que vigilar de esta forma a qué redes Wifi me conecto o con qué quiero ver y descargar. Si algún fin de semana viajo a Londres, por decir un sitio, no quiero tener que justificárselo a una empresa.

Entiendo que Netflix no tiene por qué tener la manga ancha que ha tenido hasta ahora, pero ser demasiado exhaustivo acaba siendo peor. Y más cuando hay tanta competencia que sigue teniendo esa manga ancha. Se ha llegado a un techo y mi sensación es que a partir de ahora esas suscripciones irán cuesta abajo, o como mínimo el mercado se lo pensará mucho más antes de suscribirse a más cosas.

No sé qué va a ocurrir con Netflix, pero todo depende de las cifras. Si demasiadas personas se dan de baja, quizás se vean obligados a repensar su oferta. Si sólo es un bache en el camino y deciden seguir, por mi parte ya les he dado suficiente dinero desde mi alta en 2015.

Imagen | Souvik Banerjee

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