Antes de diseñar el iPhone, Jony Ive fracasó creando algo que era demasiado caro incluso para Steve Jobs: una taza del váter

Pese a ser uno de los mayores fiascos de su carrera, no fue un problema para que Apple le fichase. Y el resto, es historia

Jony Ive Bano
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Álvaro García M.

Editor

Aquella sala de reuniones en Hull (Inglaterra) fue el escenario del primer tropiezo de uno de los diseñadores más influyentes de las últimas décadas. Jony Ive, que apenas llevaba unos pocos años de carrera profesional, presentaba ante los ejecutivos de Ideal Standard una línea completa de accesorios de baño. Desde el lavabo o el bidé, pasando por el inodoro.

Fue una propuesta que ya decía mucho de la personalidad que definía al que terminaría siendo mano derecha de Steve Jobs en Apple, como su obsesión por el minimalismo y los materiales cuidados que más tarde aplicaría en los Mac, iPod, iPhone y compañía. Pero aquello, fue un estrepitoso fracaso.

Muy bonito, pero muy caro

Bano Ive

Cuando Jonathan Ive salió de la Universidad Politécnica de Newscastle con su título de diseño industrial, comenzó a trabajar en Tangerine, un pequeño estudio de diseño con grandes ambiciones. Pero allí no diseñaba grandes productos que revolucionarían una industria por su diseño y funcionalidad, sino cosas más... corientes. Cepillos de dientes, microondas... Quizás algún prototipo de móvil, pero poco más.

Allí, Ive invirtió tiempo en investigar formas más orgánicas sin descuidar el detalle, buscando mejorar no sólo la estética sino también la experiencia de uso. Incluso cuando recibió el encargo de diseñar una línea de accesorios de baño. En ellos buscó también reflejar su sensibilidad por el diseño, pese a no ser los productos que más inviten a ello.

Cuando Ive los presentó ante Ideal Standard, los clientes que hicieron el encargo, la respuesta de estos fue demoledora. Los ejecutivos de la compañía consideraron que los diseños eran demasiado caros de producir y poseían un diseño demasiado "radical" para el público al que se dirigían.

Aquellos diseños se salían por completo de la línea de productos que hasta entonces tenía la compañía. Fue la primera gran lección de profesión que aprendió Ive. Y es que al final la visión del diseñador y las expectativas del cliente pueden ser totalmente contrarias y, cuando ocurren, quien gana la partida normalmente es quien paga. Oséase, el cliente.

De diseñar lavabos a revolucionar el diseño en Apple

Pese el fatídico diseño de los sanitarios, Ive ya había entrado en el radar de Apple. Y aunque el británico todavía no había aceptado ninguna oferta de los californianos, en cierto modo ya trabajaba con ellos, dado que Apple era ya clienta de Tangerine. Así que Apple ya había oído hablar de su talento.

Ive Jobs Jony Ive (izda.) y Steve Jobs (dcha.) con el iMac G4, más conocido como "el iMac lamparita"

Apple en aquella época buscaba un consultor externo que les ayudase a crear lo que sería el germen de los futuros PowerBook, con unos diseños que anticipaban ya el enfoque minimalista que luego definiría el estilo de Ive en la compañía. Aunque este se resitía.

Durante dos años, Apple trató de reclutar sin éxito a Ive. No fue hasta 1992 cuando, con solo 25 años, aceptó dejar su Inglaterra natal para mudarse a la calurosa California. Allí sería parte del equipo de diseño industrial de la compañía. Pasó de diseñar productos cotidianos bajo el estricto escrutinio de los clientes a trabajar con una empresa dispuesta a poner el diseño en el centro de su estrategia de producto.

Y aunque aquella historia del váter y resto de accesorios de baño puede parecer anecdótica, puede considerarse en cierto modo como la semilla de una filosofía de diseño que marcaría la era moderna de Apple. Y es que allí fue donde Ive encontró el entorno más propicio para dar rienda suelta a sus ideas. 

El resto es historia y con más luces que sombras. Es cierto que hay diseños poco funcionales en la cartera de Ive en Apple que, de hecho, tuvieron que revertirse cuando se marchó. Pero desde 1992 que ingresó y hasta 2019 que se retiró, convirtiéndose en vicepresidente de diseño por el camino, ha dejado consigo diseños para la historia.

Desde el iMac G3, hasta el Apple Watch, pasando por el iPod y otras decenas de productos. La historia de Ive es de las más brillantes que se recuerdan en la compañía. Y quién le iba a decir que, indirectamente, todo empezaría por el malogrado diseño de un inodoro.

Fuentes | Tangerine | Apple Gazzete | Aibrary | TIMEThe Legend

En Applesfera | Cómo era el día a día de Steve Jobs cuando trabajaba en Apple y Pixar

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