Para vender a precio Apple, hay que ofrecer un iPhone (o por qué los supermóviles ya no son de plástico)

Para vender a precio Apple, hay que ofrecer un iPhone (o por qué los supermóviles ya no son de plástico)

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Para vender a precio Apple, hay que ofrecer un iPhone (o por qué los supermóviles ya no son de plástico)

Si me paro a contar cuánta gente que conozco tiene un Nexus 5, un Moto G, un BQ Aquaris o un móvil chino (Xiaomi, Huawei, OnePlus...), me da un poco de vértigo. No son marcas tan accesibles como Samsung, LG o Sony; no siempre están en la tienda de tu operador, no salen en las marquesinas. Son los flagships de 300 euros o menos. Móviles que cuestan poco, pero funcionan bien y ofrecen de sobra lo que el usuario medio pide. Se apoyan en el gran rendimiento de la gama media de Qualcomm o en la fluidez de las últimas versiones de Android, y ajustan el precio diseñando en plástico.

No vengo a hablar de estos nuevos actores, sino de cómo están obligando a la gama alta de Android a jugar el difícil juego de "ser Apple". El juego consiste en hacer que el consumidor prefiera tu producto, aunque deba pagar el doble o el triple. No puedes competir en precio con los chinos, así que para jusificar el margen tienes que ofrecer los mejores acabados, mucho I+D en tecnología y valor añadido en el software. A cambio, quizá el iPhone te ceda parte del pastel de los beneficios. Lo hemos visto en el MWC 2015: Samsung ha sacado su primer Galaxy S unibody a precios muy similares a los del iPhone 6, mientras que HTC sigue apostando por un móvil de diseño premium a 749 euros.

Algo está cambiando en Samsung

Perdí la cuenta de las veces que Samsung hizo referencia al iPhone durante la presentación de los nuevos Galaxy S6 y S6 Edge. Por ejemplo, hubo una pullita sobre el bendgate cuando hablaron del metal que se utilizó para el cuerpo del teléfono (aluminio 6013, empleado en aviación y un 60% más resistente que el aluminio 6063, el estándar de la industria). «No se dobla», aclararon. Lo cierto es que si a esta estructura unibody le sumas los dos paneles Gorilla Glass 4 y las curvas del Edge, estás ante el primer Samsung Galaxy S que puede hablar de tú a tú con Apple sobre diseño y acabados.

En Samsung dicen que lo que les ha traído hasta aquí ha sido escuchar a los usuarios, pero ¿se referían a los suyos o a los del iPhone? El Galaxy S6 no se puede abrir, pierde la batería extraíble y el puerto microSD: esto era una seña de identidad para Samsung y una de las ventajas en el escaparate mientras la tendencia del mercado era la contraria. Cuando HTC y Sony empezaron a apostar por diseños más estilizados con baterías integradas, los coreanos se limitaron a "refinar" el plástico (o transformarlo en cuero de pega) y se mantuvieron en sus trece con el tema de la batería; al fin y al cabo era una ventaja histórica ante el iPhone y empezaba a serlo frente a otros Android.

Pero esta vez no. Esta vez han priorizado los acabados, confundiendo a parte de sus seguidores y sorprendiéndonos a todos los demás. ¿Aciertan con la estrategia? Parece que sí, los directivos hablan de una respuesta muy buena de los clientes, en referencia a las reservas. Todo esto es muy significativo para Samsung. Los Galaxy S son como "los Nokia N95" de esta era: los teléfonos que te ofrecen absolutamente todas las opciones, desde infrarrojos hasta sensor de ritmo cardíaco. Nunca habían quitado opciones, siempre añadido; y sin embargo, con el Galaxy S6 han dado tres pasos atrás respecto al Galaxy S5. ¿Cómo se justifican los cambios? A lo Apple:

  • Ya no puedes ampliar capacidad de almacenamiento con una microSD, como hasta ahora. Pero a cambio, si inviertes más dinero, puedes disfrutar de hasta 128 GB de memoria interna. Y no cualquier memoria, la flash más rápida del mercado móvil con tecnología UFS 2.0, que destroza a la competencia en los benchmarks.
  • Ya no cuentas con un nivel IP67 de resistencia al polvo y el agua; de hecho el terminal es mucho más frágil y resbaladizo, con cristal por delante y por detrás. Pero a cambio, el diseño es muy atractivo y por fin da esa sensación premium que muchos usuarios exigimos a un teléfono que va de los 699 a los 1049 euros.
  • Ya no puedes desmontar la batería porque el móvil es de aluminio y cristal, y además no vas sobrado de batería porque el teléfono es más delgado (incluso la cámara sobresale). Pero a cambio, monta procesador y memoria más eficientes, e incorpora novedades como la carga ultra rápida y la carga inalámbrica.

Una filosofía muy Apple en los tres casos. Y sí, no sólo Apple hace estos movimientos, otros fabricantes también han olvidado la microSD, utilizan aluminio, se obsesionan con diseños más ligeros y atractivos... Es verdad, pero lo del S6 no es casualidad. Samsung lleva meses en alerta roja porque los beneficios caen: los chinos le están comiendo cuota de mercado por abajo y el iPhone por arriba; recordemos que, estas Navidades, Apple ha vendido más teléfonos que Samsung ¡y eso duele! Había que apostar al caballo ganador y dejarse de experimentos a medio gas como la gama Samsung A.

La consecuencia de esto es el cambio de estrategia más importante para Samsung Mobile en los últimos años: ofrecer las mejores sensaciones posibles, aunque penalicen el precio (el Galaxy S6 Edge parte de 849 euros). No sólo en construcción y materiales, como en la gama Samsung A; el SoC Exynos 7420 de ocho núcleos que ha desarrollado Samsung rinde a la par o mejor que el Snapdragon 810 de Qualcomm (próximo estándar del mercado), han aligerado TouchWiz en lugar de añadirle más bloatware y han apostado por una tecnología universal para su sistema de pagos.

El plástico ha muerto, larga vida al aluminio

Htc One Unibody

Toda la gama alta se está pasando al "unibody" de aluminio. No quiere decir que los móviles tengan todo el cuerpo de aluminio, sino que se diseñan sobre una estructura única de metal que los hace más ligeros, resistentes y premium. Pasó en Windows Phone con el Lumia 930 y en Android con los HTC One y los Sony Xperia Z. El Xperia Z3, como el Galaxy S6, tiene un cuerpo de aluminio y dos paneles de cristal.

Faltaría LG, que de hecho estudió una carcasa de aluminio para su último flagship, pero lo descartó. ¿Será el LG G4 de aluminio? Lo sabremos en abril, pero desde la compañía avanzan que el diseño va a ser radicalmente diferente al del G3. Si la "hipótesis" con la que abrí este artículo es válida, LG tendrá que deshacerse del plástico para justificar el precio de buque insignia ("precio Apple"), si no volverá a pasar como con el LG G3, que ya va por la mitad de su precio original menos de un año después de su presentación.

Pasa lo mismo en el mundo tablet, que es un mercado incluso más complicado para estos fabricantes. Aquí Samsung y compañía no sólo tienen que enfrentarse al nivelón de ingeniería que ofrece Apple a precio ajustado con el Air 2 (esa pantalla, ese grosor y esa experiencia sólida), también a la fuerza de la marca iPad, la Coca-Cola de los tablets. De nuevo las opciones son: tirar los precios o tirar de I+D. Es lo que ha hecho Sony con la espectacular Xperia Z4 Tablet que también vimos en el MWC 2015.

El otro punto de vista

Durante el MWC, los medios pudimos reunirnos con Rick Osterloh, presidente de Motorola (ahora en Lenovo) que dejó este recado a los grandes fabricantes. Creo que la cita plasma muy bien la situación del mercado, con nuevos actores como Motorola arrasando a bajo precio (con terminales que funcionan muy bien) y la gama alta llegando a los 1000 euros para los modelos con más memoria. ¿De verdad necesitamos pantallas curvadas, aluminio anodizado, sensor de huellas dactilares? ¿Se justifica el precio de esta nueva gama alta?

En el último trimestre se vendieron 74,8 millones de iPhones, está claro que para algunos usuarios es una inversión justificada. Pero ya no vale con incorporar el mejor procesador y descuidar el diseño, se trata de ofrecer las mejores sensaciones posibles aunque haya que llevarle la contraria a algunos clientes, como lleva haciendo Apple desde 2007. De nuevo, el juego consiste en hacer que el consumidor prefiera tu producto, aunque deba pagar el doble o el triple. Si no, te comen los chinos.

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