Pide un iPhone SE por internet y recibe la mayor estafa de su vida

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Comprar por Internet nos expone a algunas de las estafas y fraudes más creativos. Puede que la compra se haya tramitado correctamente, pero durante el proceso de envío o tránsito puede pasar cualqueir cosa. Y eso es lo que le sucedió a este usuario mexicano. "Parece broma pero es anécdota". Así resume el usuario Salvador Gómez la travesía que vivió cuando tramitó la compra de un iPhone SE con el comercio Sears México y recibió algo totalmente distinto.

Algo de apenas un euro al cambio. Por comparar, el precio en España del iPhone SE era de 469 euros, algo más económico que en México. Actualmente, la tendencia ha sido idéntica: el último iPhone SE cuesta 14.499 pesos mexicanos (unos 580 euros), mientras que en España está disponible por 559 euros. Como fuera, la estafa no podía ignorarse.

Pide un iPhone SE y recibe un zumo de guayaba

Tras abrir la caja con la habitual ilusión ante una nueva compra, Salvador se quedó de piedra. ¿Y qué haces ante algo así? Quejarse en las redes. Subió el tweet con las fotos que puedes ver más arriba y solicitó ayuda a Profeco, la Procuraduría Federal del Consumidor —similar a nuestra OMIC— para intentar defender sus derechos como consumidor ante una de las organizaciones más relevantes del país.

Al parecer, esta no era la única estafa que sufrieron consumidores y comercio, sino que formaba parte de una serie de "cambiazos". Pero el de Salvador fue el más salvaje: un iPhone SE por un brick de zumo Boing de guayaba. Boing es una marca de zumos y néctares similar a Don Simón, pero por muy dulces que estén, la estafa no le pudo saber más amarga.

Según la propia web de la tienda, Sears es un comercio bastante longevo y su historia se remonta al siglo pasado:

La historia de SEARS comienza en 1886 cuando un joven de 22 años llamado Richard Sears, que era empleado en la Estación de Trenes de Nort Redwood, Minnesota, recibió un embarque de relojes para un joyero local. Este se negó a recibir el pedido y Richard Sears, en lugar de devolverlo, como lo hubiera hecho cualquier persona sin visión comercial, lo compró y vendió cada uno de los relojes obteniendo una pequeña utilidad. Animado por este éxito, Sears decide dejar su trabajo de la Estación de Trenes y comenzar un negocio de ventas de relojes por correo.

Por suerte, apenas un día después, desde Sears le comunicaron que estaban trabajando en solucionar mi problema e incluso que podrían enviárselo por correo o, para asegurarse, podría pasar a recogerlo presencialmente a cualquiera de sus sucursales. Esa fue la elección de Salvador, que se presentó en tienda y allí estaba listo el iPhone SE para su recepción y entrega.

En cuanto al zumo de marras, desde la tienda le indicaron que podía quedárselo. Salvador prefirió no tomárselo, tal y como relata en Twitter. Un mal trago que prefirió pasar con un iPhone SE, esta vez sí, recién estrenado.

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