Steve Jobs consideraba que la contratación de nuevos empleados era una labor fundamental, casi sagrada, en sus empresas. De las entrevistas a candidatos en Apple se han dicho muchas cosas, se han escrito mitos y leyendas, pero pocas se acercan a lo que en realidad buscaba el cofundador de la compañía.
Jobs aprendió a base de golpes a buscar, encontrar y valorar lo que era realmente valioso en un futuro empleado. No fue algo innato, sino una habilidad que le llevó tiempo descubrir y perfeccionar.
Un joven Steve Jobs da con las claves del talento
Los mejores empleados no necesitan que se les den órdenes, se las dan ellos mismos. Si saben qué hay que hacer, encontrarán la manera de hacerlo sin necesidad de supervisión constante. Lo que realmente necesitan es una visión común, y ahí entra el liderazgo. El liderazgo consiste en tener esa visión y ser capaz de articularla ante la gente que te rodea para que la entiendan y la hagan suya.
Así explicaba el propio Jobs en una famosa entrevista cómo veía la tarea de fichar talento. Lo que valoraba por encima del currículum era la pasión. Buscaba "personas increíblemente buenas en lo que hacían, pero que no eran necesariamente profesionales experimentados". Gente que comprendía la tecnología desde la base y entendía lo que se podía lograr con ella.
En los primeros años de Apple pasaron por una fase típica: "Vamos a ser una gran compañía, así que tendremos que contratar a gerentes profesionales". Y eso hicieron: contrataron a un montón de ejecutivos. Pero no funcionó. Como diría Jobs, la mayoría eran unos "bozos" (un término que usaba para referirse a gente incompetente o sin criterio).
Jobs aprendió así una lección: hay personas que saben "gestionar", pero que no saben hacer nada. Ahí descubrió que los mejores líderes suelen ser aquellos que son excelentes en su trabajo individual y que no aspiran necesariamente a ser jefes, pero que acaban siéndolo porque nadie más puede mantener ese nivel de calidad.
Un ejemplo claro fue Debi Coleman. Con una licenciatura en filología inglesa y un MBA de Stanford, Coleman no tenía experiencia técnica para gestionar las fábricas de Apple. Sin embargo, Jobs vio algo en ella. Tras tres años en el puesto, acabó convirtiéndose en la CFO (Directora Financiera) de Apple con tan solo 35 años.
Solo hay sitio para los jugadores "A"
Descubrí que el rango entre lo que una persona media puede realizar y lo que la mejor persona puede realizar es de 50 a 1, o incluso de 100 a 1.
Con esta métrica en mente, el consejo de Jobs era: ve a por los mejores entre los mejores. Un equipo pequeño de jugadores de clase A puede correr en círculos alrededor de un equipo gigantesco de jugadores B y C sin despeinarse.
Jay Elliot publicó el libro Leading Apple with Steve Jobs, donde narra esta visión casi obsesiva acerca de a quién contratar y por qué. El empresario nunca delegó las tareas de contratación de personal clave. Eso le llevó a entrevistar personalmente a más de 5.000 personas a lo largo de su carrera.
Steve Jobs (Best Seller)
Contratar solo a los mejores requiere estar dispuesto a pagarles bien, pero también tiene una ventaja competitiva que pocas empresas entienden: la autogestión. Jobs lo dejó patente en la biografía de Walter Isaacson:
No tiene sentido contratar a gente inteligente y decirles qué tienen que hacer. Contratamos a gente inteligente para que sean ellos los que nos digan qué hay que hacer.
La clave es que los "jugadores A" trabajan mejor y se retroalimentan cuando están rodeados de otros "jugadores A". Es más, no suelen tolerar que se acepte el trabajo mediocre de los "jugadores B". La excelencia llama a la excelencia.
Cómo eran las entrevistas de trabajo con Steve Jobs
Llegados a este punto, ¿cómo era tener a Steve Jobs enfrente en una entrevista? Sabemos que hizo miles, pero solo han trascendido un puñado de anécdotas verificables.
En una historia recogida por Fast Company, se cuenta que Jobs buscaba a alguien capaz de hacer de enlace entre Disney y Pixar. Así acabó entrevistando a James Green, que entonces trabajaba en Asia para Disney. James consideraba a Steve Jobs su ídolo, pero rechazó la oferta inicial porque pensaba que ese tipo de trabajos de intermediario estaban destinados al fracaso.
La respuesta de Steve Jobs fue ofrecerle entonces un puesto dirigiendo el departamento de marketing de cortos animados en Pixar. James Green aceptó con entusiasmo. Sin embargo, en la primera semana se dio cuenta de que sus responsabilidades reales eran... exactamente las del puesto que había rechazado al principio. Era muy difícil decirle "no" a la capacidad de persuasión de Steve Jobs.
La prueba del miedo
En Quora encontramos otros testimonios. En uno de ellos, un candidato que ya había superado todos los filtros técnicos solo tenía que enfrentarse al "jefe final": Steve Jobs. Quien le propuso fue Ken Rosen, un directivo de la empresa que confiaba plenamente en él.
Sin embargo, según cuenta Ken Rosen, cuando Jobs entró en la sala, el candidato se quedó helado. Aunque las preguntas de Steve fueron razonables, la simple presencia de Jobs le superó. Al salir, Steve le preguntó a Rosen con total sinceridad si creía que merecía la pena contratar a alguien que se derrumbaba bajo presión, aunque fuera para un puesto junior.
Otra técnica habitual eran los paseos. Se decía que si Jobs te llevaba a dar una vuelta por los alrededores de Infinite Loop, cuanto más durase el paseo, más posibilidades tenías. En un caso concreto, apenas recorrió 100 metros, se dio la vuelta y entró de nuevo en el edificio, dando por terminada la entrevista. El tiempo era su recurso más escaso y, si sentía que lo estaba perdiendo, cortaba sin contemplaciones.
Steve Jobs y el mito de la virginidad
Con el paso de los años, la barrera entre realidad y ficción se ha difuminado. Uno de los mitos más extendidos afirma que Jobs preguntó a un candidato en plena entrevista si era virgen.
El origen de esta leyenda está en la película Piratas de Silicon Valley. En una escena, un posible empleado de IBM (serio, con corbata, aspecto de padre de familia) queda totalmente descolocado cuando Jobs, descalzo y con los pies sobre la mesa, le suelta la pregunta. Sin embargo, esto nunca sucedió.
Según relata Ken Segall, antiguo director creativo de Apple y creador del nombre iMac, esa anécdota es pura ficción. De hecho, Steve Jobs quería que el actor que le interpretó en la película (Noah Wyle) apareciera en la Macworld de 1999 haciéndose pasar por él. La broma consistía en que, al final, el verdadero Jobs saldría y le preguntaría al actor: "Oh, Steve, ¿todavía eres virgen?", como guiño a la película.
Ken Segall recuerda que, preparando el evento, Jobs dudaba sobre cómo decir la frase. Cuando Segall le animó diciendo "¡Dilo igual que lo dijiste tú!", Steve Jobs respondió: "Es que ese es el problema. Yo jamás dije nada de eso. Nunca pasó".
Al final, lo que queda claro es que el proceso de selección de Jobs no buscaba solo aptitudes técnicas o respuestas correctas a preguntas trampa. Buscaba carácter, buscaba visión y, sobre todo, buscaba a esa persona capaz de mirarle a los ojos y decirle: "Estás equivocado, la mejor forma de hacerlo es esta". Esos eran los que contrataba.
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