Cuando ayer se apagaron las luces en toda España, muchos nos quedamos mirando el móvil como quien espera un milagro que nunca llega. Sin wifi, sin datos, sin forma de saber qué estaba pasando, de repente todo nuestro arsenal de dispositivos modernos se volvió inútil. Fue un instante raro, casi cinematográfico: la ciudad en silencio, los iconos de conexión muertos, y muchos de nosotros tratando de recordar cómo era la vida antes de estar siempre conectados. No tardó mucho en aparecer la memoria de algo más antiguo, algo que llevaba años durmiendo en un cajón, olvidado entre cables y cargadores de generaciones pasadas: el iPod.
No cualquier iPod. Algunos pocos privilegiados tenían en casa aquellas versiones que incluían un pequeño milagro oculto: la radio FM. Ese detalle, que en su momento parecía un añadido simpático más que una necesidad real, ayer volvió a ser oro puro. En medio del apagón, el viejo click-wheel no solo nos devolvía la música guardada de otros tiempos, también nos daba acceso a las emisoras que seguían informando, como faros en medio de la tormenta tecnológica. De repente, esos iPods que algunos guardábamos por pura nostalgia se convirtieron en nuestra única ventana al mundo real, que algún seguidor como @gicalin me recordaba por X.
En este artículo quiero contar algunas de esas historias. Relatos de personas que, como en una película donde una antigua tecnología salva el momento, desempolvaron sus viejos iPods y lograron reconectar con algo esencial: no solo con la información, sino con la emoción de un tiempo en que la música, las noticias y la compañía viajaban por el aire, sin necesidad de contraseñas ni actualizaciones. Historias donde la nostalgia, ese pequeño viaje en el tiempo cuando usamos algo de otra época, nos devuelve sensaciones inesperadas. Vamos a abrir esos cajones, a girar esa rueda, y a escuchar lo que aún tienen que contarnos.
En la oscuridad, sonó el iPod

Durante el apagón de anoche, Marc Alonso, responsable de contenidos en Rossellimac, redescubrió su viejo iPod con radio FM, un dispositivo que parecía haber sido olvidado en la rutina diaria digital. “Estaba buscando algo con lo que distraerme sin batería ni internet y de repente me acordé del iPod que guardo en la caja de los cables antiguos”, comenta entre risas. La falta de conexión lo llevó a un momento casi arqueológico, en el que su única fuente de compañía tecnológica era un aparato de otra época, pero que funcionaba perfectamente. “Le puse unos auriculares y me acompañó como en los viejos tiempos… casi me sentí en 2006 otra vez.”
Lo más interesante es cómo ese pequeño aparato volvió a tener sentido en un contexto moderno de emergencia. Marc explica que, al no haber cobertura ni energía eléctrica en su barrio, “lo único que funcionaba era la radio FM del iPod. Me puse a buscar emisoras, y encontré una que estaba dando información sobre el apagón.” La experiencia fue, según él, tan sorprendente como reconfortante. “No lo podía creer… ese trasto, que ni pantalla táctil tiene, me estaba dando más contexto que todo mi móvil apagado y sin red.” La radio FM integrada fue clave, una función que muchos dispositivos actuales ya no incluyen.
Más allá de la funcionalidad, hubo una carga emocional que lo marcó. “Fue un momento raro pero bonito… como si algo me dijera que todavía hay valor en lo que no necesita actualizaciones constantes ni estar conectado a todo”, reflexiona. Escuchar música guardada en el iPod, sin algoritmos ni recomendaciones externas, también fue parte de esa reconexión. “Me puse un disco entero, de esos que uno ya no escucha de corrido, y me olvidé un rato del caos. Era como si el iPod supiera exactamente lo que necesitaba.” En medio de la oscuridad, ese dispositivo volvió a ser luz.
“Fue como abrir un diario íntimo que canta”

Para Ezequiel Gómez, director de marketing de Rossellimac, el iPod no fue solo un salvavidas tecnológico durante el apagón, sino un puente directo hacia un tiempo más simple. “Me sorprendí a mí mismo rebuscando entre cajones hasta que lo encontré, como quien busca una linterna en medio de la oscuridad”, cuenta con una mezcla de nostalgia y humor. Lo encendió por pura intuición, casi como un gesto reflejo, y se encontró con un universo musical intacto que no dependía ni del WiFi ni de la nube. “Estaba ahí, todo: mis discos favoritos de cuando era adolescente, las canciones que escuchaba en el tren camino al colegio… era como abrir un diario íntimo que canta.”
Su relato no es solo una anécdota tecnológica, sino una vivencia emocional. En medio del silencio eléctrico de la ciudad, la click-wheel volvió a girar entre sus dedos, y con él, se encendieron también recuerdos. “Puse play y sonó un tema de The Strokes. Me senté en el suelo, con una vela encendida, y fue como si la casa se llenara de vida otra vez”, describe. La autonomía del dispositivo - algo que suele pasar desapercibido en tiempos de baterías eternamente conectadas - fue también parte de esa magia: “No tuve que pensar si estaba actualizado, si tenía red o si era compatible con algo. Solo funcionó.”
Y entre los ecos de esa noche, lo que más le quedó grabado fue una sensación de gratitud inesperada. “No pensé que un cacharro tan viejo pudiera rescatarme del aislamiento así. Me acompañó de una forma que ni el móvil ni el portátil habrían podido.” Para Ezequiel, el iPod volvió a ser lo que fue en su época dorada: un refugio musical, una máquina del tiempo y una compañía silenciosa pero cálida. “Me fui a dormir con los auriculares puestos, como hacía hace 15 años. Fue un viaje hacia atrás… pero también hacia adentro.”
Un cable antiguo, una radio y algo de suerte

El apagón de anoche pilló a Martín Guiroy, creador del podcast Mini de Macilustrated como a tantos otros, desprevenido y confiado en que sería un contratiempo breve. “De repente mi Mac hizo boom, fundido a negro” me cuenta, una escena que en estos tiempos resulta tan desconcertante como caminar a ciegas. Con el móvil inútil ante la falta de wifi y datos móviles, la situación se volvió una llamada urgente a reconectar con viejas tecnologías. “La reacción de mi mujer fue, bueno, pon la radio para que nos enteremos de algo”, recuerda. Pero, atrapados entre dispositivos modernos que dependen siempre de la nube, la frustración fue inmediata: “No puedo poner la radio porque no tengo ninguna radio tradicional”. Un hogar lleno de Macs y HomePods, todos mudos sin conexión.
Fue entonces, en una suerte de rescate emocional y práctico, cuando Martín Guiroy recordó su primer amor tecnológico: el iPod. “Me acordé que tenía este iPod, que lo sigo guardando con especial cariño porque es mi primer dispositivo de Apple que adquirí en el 2007”, comparte. No era solo un reproductor, sino una cápsula del tiempo contenida en aluminio pulido. Junto a él, el accesorio perfecto: un pequeño mando que, además de controlar la música, habilitaba la función de radio FM. Cargar el iPod no fue un problema insalvable gracias a un cable de dock a USB-C y un Mac Mini que todavía entendía a aquel veterano compañero: “Lo reconoció además el Finder como dispositivo, como iPod”. Porque sí, un Mac moderno sigue reconociendo cualquier iPod.
La magia sucedió en el instante más inesperado. Con apenas unos minutos de carga y el viejo mando conectado, apareció como en una ventana al pasado ese menú olvidado: “¡Pum! Ahí apareció, en el menú de opciones, junto con Cover Flow, Música, Juegos, apareció la radio.” Martín sintonizó su emisora favorita, usando unos auriculares de cable que también guardaba por si algún día volvían a ser esenciales. La calidad del audio, sorprendentemente buena, fue la banda sonora que les reconectó con el mundo exterior en plena oscuridad digital. “Ya pude escuchar con una calidad muy aceptable”, rememora, celebrando no solo un recurso técnico, sino un pequeño milagro portátil que contra todo pronóstico, volvió a latir justo cuando más lo necesitaba - como siempre hizo.
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buceopistilos
En unos de los momentos más importantes de los últimos años Apple con su iPhone no estuvo a la altura.
Si, mi iPhone tenía conexión vía satélite para SOS ,de lo que se enorgullecen en las presentaciones , pero a la hora de la verdad era incapaz de usarlo para saber que estaba pasando cuando mis vecinos con Android eran capaces de escuchar la radio sin problemas.
Apple debería darle una vuelta a esto , un modo “supervivencia” que deje el teléfono con lo básico , llamadas cuando esté disponible la red , radio FM y que al menos la batería dure un par de días en ese modo sin abusar de la radio solo momentos puntuales para actualizarte.
Mucha tecnología y muy cara pero ayer tenía un ladrillo en el bolsillo.
approved101
Durante cuantos días podrían seguir emitiendo las emisoras de radio sin suministro eléctrico?
docvenom
Yo estaba buscando mi walkman Panasonic con las dos pilas AA en una mano cuando me acordé de mi iPod Nano.
Lo bueno es que en cuanto lo enchufas a una powerbank vuelve a la vida al instante, no hay que esperar ni un segundo.
Me sorprendió ver que muchas emisoras de radio fórmula seguían poniendo música como si no hubiera pasado nada, haciendo absurdos comentarios entre cada canción acerca de la situación.
De repente, en medio de la confusión y del aislamiento sintonizar una emisora de noticias que informaba del alcance del problema fue una sensación reconfortante, como del náufrago que llega a una isla.
Esperemos que las frecuencias analógicas sigan ahí porque se ha demostrado que en este mundo digital siguen teniendo todo el sentido del mundo
glifcolze
¿Pero las radios no se habían pasado a emitir en digital?
finov
El día del apagón en lo ultimo que pensé fue en ipod classic, y en el iPhone... me acorde del Lg4 con batería extraíble y radio incorporada, y por supuesto de pilas convencionales para mí radio convencional, pero sí, podemos darle todas las vueltas que queramos para pensar que Apple ha cambiado el mundo... Think different