"Lo sentimos, no lo fabricamos en beige" y el principio de acción y reacción

"Lo sentimos, no lo fabricamos en beige" y el principio de acción y reacción
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Estamos en la keynote de la MacWorld de 1998. Un Steve Jobs irreconocible con un traje gris que le queda grande habla sobre una diapositiva con un cuadrante al que le falta un campo. Está hablando de la familia Mac de aquel entonces y el integrante que falta en esa casilla es el relacionado con el segmento de Consumidor – Escritorio.

Aquella compañía no es Apple. No la Apple que todos conocemos ahora, la fuerte, la firme, la gran observada dentro del mundo de la tecnología. Aquella Apple es una empresa que acaba de subir por un precipicio por el que casi cae al vacío, con una cuerda que sólo Jobs tendió cuando nadie creía en ella. Ni siquiera sus responsables. Pero ellos no son ese hombre que hoy está presentando un nuevo ordenador.

Steve Jobs tampoco es Steve Jobs. Es un hombre con un objetivo imposible en una empresa que nunca dejó del todo pero que estaba casi muerta, y con mucha gente que le oía pero no le escuchaba. Él sigue siendo firme, está centrado y tiene un objetivo, eso sí. Sin embargo muchos pensaron aquel día que ese raro traje no era lo único que le quedaba grande. Entonces retiró un pañuelo sobre algo que parecía un ordenador y enseñó al mundo el primer iMac. Y ese fue el momento en el que las dudas sobre el futuro de Apple se disiparon.

iMacs, disqueteras y dispositivos que no existen

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El iMac fue el comienzo de la salvación de Apple en 1998. Un ordenador diseñado para llamar la atención y atraer el público desencantado con la informática de la época. Pero era un ordenador de consumo… sobre el que adoptaron una extraña decisión: No tenía disquetera. Quizás muchos ni siquiera sepáis hoy en día lo que son. Probablemente, esto sea así por la decisión que tomó Apple en aquel momento.

El mundo de la tecnología se llevó las manos a la cabeza: “Apple podría haber mejorado la idea del iMac añadiendo disquetera.“. En su lugar incluyó los puertos USB para la conexión con impresoras, periféricos e incluso unidades externas de disco. Pero había un pequeño problema: Todavía no había nada de eso en el mercado. O era tan escaso que la gente pensaba que el iMac “apenas tendrá éxito en un mercado tan competitivo”.

El caso es que si que lo hizo. Vaya si lo hizo: Inauguró toda una generación de distribución de contenidos en el mundo Mac, donde o estabas en CD-ROM o no estabas. Y afortunadamente, los dispositivos USBs comenzaron a aparecer, quizás no por la influencia por Apple, por ahí estaba el iMac, preparado para ellos. De serie.

Diez años después, aterrizaje forzoso

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Curiosamente, diez años después de aquella mítica presentación, un Jobs mucho más seguro y con sus tejanos habituales, presentó un nuevo ordenador: MacBook Air. Y muchos vieron similitudes con la disquetera de aquel iMac, porque el MacBook Air fue el primer ordenador de Apple sin unidad de CD, DVD... ni BluRay. No tenía ninguna unidad de formato físico, de hecho. Sólo aquel escaso único puerto USB de aquella primera generación.

Todos pensaron que el “Air” del apellido de aquel ordenador venía por la ligereza de su peso. Era asombroso en ese aspecto, pero cada día tengo más claro la intención de Apple en aquel momento: El aire como medio de conexión y la nube como método de almacenamiento. Ojo, “la nube”, no “las nubes”... que es donde estaba la competencia. Son lugares distintos.

Comenzó a explicarnos que cualquier Mac podría conectarse inalámbricamente a cualquier otro con unidad de DVD, para poder seguir utilizando lo que ya tenemos. Pero que, en unos años, la distribución digital de contenidos haría innecesario tener algo en un formato físico. El icono de iTunes posiblemente sonrió cuando oyó ésto mientras reposaba en su dock.

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Sin embargo, el primer MacBook Air fue la llegada de una gran idea, pilotada de forma demasiado forzosa: Incorporaba tecnologías tan avanzadas como caras (discos duros SSD, procesadores personalizados de Intel para Apple para cumplir las exigencias de tamaño, etc…) y aquel magnífico ordenador no entraba dentro de las alternativas de compra del consumidor habitual: Sólo de los sibaritas y de personas con un perfil concretísimo, que fueron quienes lo disfrutaron.

Muchos pensaron que el Air estaba marcado por aquel comienzo, para mal. El tiempo pasó, y apenas había actualizaciones para aquel ordenador donde cada novedad en hardware podría requerir un proceso de reingeniería de su estructura, debido a la complejidad de su construcción.
Pero la tecnología avanzó, y un día Apple bautizó la segunda generación de MacBooks Air como “El futuro del MacBook”. Ahora si parecía que iban en serio.

Preparándonos para el primer contacto

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El iPad 2, uno de los dispositivos calificados por Apple como “post-PC”

En los últimos años, Apple ha venido preparándonos para el próximo gran cambio en la informática: El cloud-computing y la era post-PC. Sobre el primero hay poco que decir: La compañía basará muchos de sus servicios en una arquitectura centrada en las aplicaciones desde Internet. Pero la era post-PC es distinta, y creo que malentendida por muchos.

Post-PC no significa la desaparición del ordenador, sino la distribución de sus tradicionales servicios entre otros dispositivos… o en la nube. Los ordenadores ya no serán el centro de mando digital que todos pensamos, aunque podrían, pero el nivel de especialización de dispositivos permite distribuir lo que queremos hacer donde queramos hacerlo. ¿Ver una página web? iPad. ¿Escuchar música? iPod ¿Trabajar con un documento? La nube. Y es que la nube tiene que pensarse como un nuevo dispositivo en sí, no cómo una mera herramienta de almacenamiento.

Por tanto, lo que Apple quiere es que empecemos a pensar con “la nueva generación de MacBooks” es que no se eliminan las unidades de sus portátiles, sino que se sustituyen por otras “unidades” o sistema de trabajo basada en la nube. Es previsible que el resto de gama comiencen a desprenderse de estas unidades ópticas, dando lugar a un cambio tan importante, que podría ser un buen momento para hablar de nueva generación.

La retroalimentación hardware-software

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Todos sabemos y entendemos la relación que existe entre el hardware y el software de Apple. El producto de la compañía se compone de estas dos partes completamente indivisibles: Es su “experiencia de usuario” y su forma de entender los productos. Los cambios en una de estas partes impactan directamente en la otra. Y no me refiero a actualizaciones en potencia que ocurren paulatinamente con el paso del tiempo, sino a nuevas características que por su importancia generan una reacción.

Es lo que está ocurriendo ahora mismo: Vivimos un proceso de transición. Es un proceso lento por la dificultad de cambiar nuestra forma de trabajar y entender los ordenadores, pero un cambio de este tipo necesita un sistema operativo preparado para ello. Y llegó iCloud, algo que mucha gente asoció a la “moda”, pero que algunos pensamos que formaba parte de un plan. Algo que comenzó con un experimento llamado MacBook Air y que la compañía ya nos advirtió que sería el futuro de los MacBooks.

Y no hay más que ver como estamos entrando y aceptando este proceso de cambio, cuando el MacBook Air ha dejado de convertirse en algo muy orientado a un segmento de usuarios, para pasar a plantearse como alternativa seria de compra para el resto, incluso comparada con Macs clásicos como el MacBook Pro o un sistema de escritorio. Ya es un ordenador con muy buena relación calidad/precio para las características que incorpora, con un futuro prometedor y unas perspectivas muy atractivas. ¿Cuantas personas de vuestro entorno, por primera vez, se han planteado su compra?

Acción y reacción: Un cambio pequeño pero importante en algo que lleva durante años preestablecido, puede dar lugar a consecuencias que alterarán para siempre lo que conocemos. La semana pasada Apple no sólo actualizó el MacBook Air: Sentó unas bases. Los próximos pasos, consisten en extender el concepto ¿Un MacBook Pro ultradelgado, con mejores prestaciones y características para el profesional que los Air? ¿Nuevos iMac de escasos milímetros de espesor? ¿Nuevos modelos?

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Sin duda, los años en los que el diseño hardware no era lo importante van a cambiar, porque la forma de entender la informática está cambiando y es momento de apostar por estos cambios: Es el momento de cansarnos de los que tenemos, de olvidarnos de lo gris, de pensar que podemos entender la informática de otra forma.

Es el momento de eliminar las disqueteras, de nuevo. Hace trece años, aquel colorido primer iMac translúcido asombró al mundo y lo apartó de la competencia durante años. Ahora es el momento de volver a mirar al mundo, de cambiar de rumbo y dirección sobre lo que pensamos que tiene que venir y de volver a aquel arrogante y brillante slogan con el que Apple inauguró una época y se diferenció del resto…

...”Lo sentimos, no lo fabricamos en beige“.

Imágenes | bizmac, Mac Users Guide, dantaylor, renatomitra

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