He probado durante una semana este "modo concentración" en iPhone y he descubierto la tranquilidad digital

He probado durante una semana este "modo concentración" en iPhone y he descubierto la tranquilidad digital

Nunca es tarde para experimentar con una de las opciones de personalización del iPhone más desaprovechadas

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Iphone

Lo sé, vamos ya por iOS 17 y los modos de concentración del iPhone llevan desde iOS 15. O, lo que es lo mismo, dos años. Por supuesto que en su día estuve trasteando con ellos, aunque nunca pensé que fueran necesarios para mi tipo de uso. Qué equivocado estaba…

Hace mucho tiempo que mi centro de notificaciones dejó de ser el iPhone para ser el Apple Watch. Por circunstancias que no vienen al caso, llevo más de una semana sin el reloj, por lo que el iPhone ha tenido que ser obligatoriamente mi centro de actividad, por lo que se me ocurrió indagar más en los modos de concentración. La mejor idea que he tenido en mucho tiempo.

Silencio, por favor, estoy trabajando

Tengo la suerte de tener un trabajo que no solo me permite usar el móvil, sino que en cierto modo me obliga a ello. Sin embargo, también tengo muchísimos ratos en los que necesito concentrarme en una tarea y ahí las interrupciones del móvil son de lo más inoportunas.

Los "por si acasos" no existen. Quiero decir que eso de dejar habilitadas todas las notificaciones por si acaso ocurre algo urgente, es cuando menos absurdo. Si ocurriese algo urgente en mi ámbito laboral, tengo Slack abierto en el Mac como herramienta de comunicación con mis compañeros, así que me enteraré. Si es del ámbito personal, estoy convencido de que nadie me mandará un mensaje de Telegram o WhatsApp para avisarme, sino que me llamarán. Por suerte, no ha ocurrido en estos días.

El caso es que me mentalicé de silenciar absolutamente todas las notificaciones y he ganado muchísima tranquilidad. Ya no hay interrupciones inoportunas. Porque quiero mucho a mi amigo Pepito, pero mientras trabajo me importa poco el último cotilleo de su trabajo. También mi amiga Fulanita tiene su espacio en mi corazón, pero la foto de su último viaje tampoco es de mis prioridades en según que momentos. Y sí, mamá, me encuentro bien, así que tampoco hace falta que te reporte a cada segundo qué he desayunado, comido y cenado con todo lujo de detalles.

Así las cosas, la prioridad de mi modo de concentración fue silenciar casi todas las notificaciones, salvo las llamadas. Que tiene su parte mala en aquello de recibir llamadas SPAM, pero tampoco quiero limitarlo a llamadas de contactos, dado que a menudo recibo llamadas lícitas de números que no tengo guardados (véase como ejemplo el centro médico, que cada vez que me llaman lo hacen con una extensión telefónica diferente).

Todas las limitaciones y vistas que tengo en el modo de concentración de trabajo

Como ya decía, silencio prácticamente cualquier notificación de aplicaciones del iPhone. A excepción de tres: Slack, Recordatorios y Calendario. La primera por razones evidentes al ser mi herramienta de comunicación en el trabajo, mientras que las otras dos me sirven para recordar que he de atender determinadas tareas de trabajo (en los filtros del modo de concentración elijo que sólo me aparezcan eventos de trabajo).

Widgets Mi única pantalla del iPhone cuando estoy trabajando

Aunque si hay algo destacable de mi modo de concentración es que me quedo con una única y útil pantalla en el iPhone con widgets. Inspirado por lo que FlorianB contó en su blog, me he configurado una pantalla en la que sólo tengo a la vista los widgets de Recordatorios y Calendario para tener a mano la vista de mis tareas y eventos laborales del día.

Como aplicaciones, solamente dejo cuatro imprescindibles en el dock y que siempre tengo en todos los modos de concentración: Spark para el correo electrónico, Safari, Teléfono y Telegram. Aunque esa última no me gustaría que estuviese, pero tiene una explicación.

Modo Trabajo

Hay una pega importante en los modos de concentración en relación al dock y es que siempre será el mismo en cualquier modo. Y esto resulta contradictorio porque, como se ve en mi caso, Telegram es una aplicación que trato de no usar cuando estoy trabajando, pero que uso mucho cuando estoy en mi tiempo libre. Y como en ese segundo caso me gusta tenerla a mano siempre, no me queda otra que comérmela con patatas cuando tengo el modo de trabajo activado.

Para el tiempo libre también tengo otro modo habilitado

Tengo mucha estima por mis jefes y compañeros de trabajo (lo digo de verdad, no porque me estén leyendo). De hecho, saben perfectamente cómo encontrarme fuera de mi horario laboral. Sin embargo, si algo he aprendido en estos años es que la salud mental pasa en buena parte por la desconexión del trabajo. Y siendo mi ambiente laboral el del teletrabajo, esto es resulta más importante todavía.

Ocio

Por ello, cuando acabo de trabajar habilito otro modo de concentración orientado a lo contrario que lo anterior. Ahí no me importa perderme en conversaciones banales con amigos o que me interrumpan mientras estoy tirado en el sofá o dando un paseo con mi perro. Sin embargo, sí me molesta encontrarme con un mensaje de Slack que no va dirigido a mí o que, en caso de sí incumbirme, es en relación a un asunto que puede esperar al día siguiente.

Ocio

Respecto a la pantalla de inicio, ahí sí tengo a la vista todas mis aplicaciones principales con una organización personal que tampoco tiene demasiadas particularidades. En la primera pantalla un widget pequeño 'Recordatorios' junto a las apps que más uso, mientras que en la segunda pantalla tengo widgets de 'Calendario' con eventos de ámbito personal, uno más grande de 'Tiempo' y el resto de apps que uso con menor frecuencia, ordenadas en carpetas.

La conclusión que saco al final con todo es que he logrado separar mi vida laboral y personal en lo que al iPhone se refiere de una forma que, aunque intuía, nunca había experimentado. De ahí que recomiende a todo el mundo probar los modos de concentración e ir jugando con ellos hasta encontrar modalidades que se ajusten a sus usos y preferencias. Nunca es tarde para ello y si no que me lo digan a mí.

Imagen de portada | Álvaro García M. con DALL-E 3

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