"El producto de Apple más delgado jamás creado". Así de directo. Apple entró con todo en la presentación del nuevo iPad Pro con el hasta ahora inédito procesador chip M4. Es la primera vez que un nuevo chip debuta exclusivamente en un iPad, pero no la primera que Apple usa como reclamo la delgadez de un nuevo equipo. Ahí queda aquel Macbook Air en forma de cuña.
Y si bien no es del todo cierto —el nuevo iPad Pro de 13 pulgadas alcanza los 5 milímetros de grosor mientras que el iPod shuffle de tercera generación contaba con un grosor de 4mm—, nosotros nos quedamos con el detalle: Apple no se olvida de su legado. ¡Hemos visto el retorno de un iPod perfectamente funcional!
El iPod como reclamo de un pasado no olvidado
Quienes me conocen saben que sigo saliendo de casa con un iPod de 160GB, que no vuelo ni viajo en tren sin él y que sigo defendiendo iTunes pese a sus muchos defectos. Tendrá algo de romanticismo, pero un aparato fiable desde el que poder escuchar música en cualquier momento, tengas acceso a una red de WiFi o no, me sigue pareciendo liberador. En el evento Let Loose Apple se utilizó un iPod Nano para medir y comprar frente al nuevo iPad Pro. Y en la redacción estamos como locos.
Apple nunca deja las cosas al azar. Solo hay que echar un ojo a los anuncios y presentaciones del nuevo iPad Pro. El detallismo exhaustivo y el mimo casi enfermizo por matices como las transiciones, la siempre presente música Apple style y siempre jugando con las pistas y los easter eggs fuera de foco o al fondo del plano. Por esto mismo, no podemos quedarnos en la superficie y considerar que ese iPod ha sido usado solo como reclamo para hablar de lo delgado que es el nuevo iPad Pro. Más bien al contrario: un iPod en 2024 tiene todo el sentido del mundo.
Un iPod en 2024 tiene todo el sentido... para su público
El mercado de los dispositivos de audio portátiles no ha hecho sino crecer dentro de un nicho concreto donde la audiofilia es cada vez más estricta. Marcas como FiiO o Sony hacen el agosto cada vez que presentan uno de sus nuevos "reproductores Mp3", frente a productos mucho más humildes y contenidos, como el mítico Surfans F20. Anexo, los auriculares IEM planares viven una época dulce y los estándares de transmisión de audio sin pérdidas pugnan por una copa donde encontrar el algoritmo más perfecto se ha transformado en carrera de fondo.
Durante el año pasado, a un Apple Music de audio sin pérdidas —ALAC a 24 bits y audio espacial— se sumó Apple Music Classical, la aplicación centrada en clásico, contemporáneo, bandas sonoras y todo el ecosistema de música "culta" para su propio público. Y hay que sacarle rédito. De hecho, lo hizo bajo un mercado donde todos quieren su trozo de pastel.
Por un lado, Qobuz con MQA, con apps ofreciendo sus propios conversores PCM-DSD, con una Tidal que hoy por hoy solo ofrece una suscripción con audio a la más alta resolución —audio en FLAC y algunos másteres de conversión directa, además de soporte para Dolby Atmos—. Y ojo porque Spotify ya tiene a punto su plan 'Pro' con audio sin pérdidas. Quizá este sea un buen momento para dar el salto y hacerlo de la mano de unos AirPods Max 2 que complementen la experiencia. Yo creo en ello.
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