Un mapa del tesoro hacia el Macintosh

Un mapa del tesoro hacia el Macintosh

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Un mapa del tesoro hacia el Macintosh

Aquel Good Earth en Cupertino solía tener fama de vegetariano pero en realidad te cocinaban cualquier cosa si no te gustaba el menú. Estamos hablando de principios de 1980, y lo que en realidad triunfaba por aquel entonces en la zona era la comida oriental o latina. Parece que también era el preferido de muchos niños del lugar y los fines de semana, se llenaba de familias. La zona de Stevens Creek Boulevard era bastante multicultural y el restaurante supo adaptarse rápidamente a sus nuevos clientes y preferencias. Entre ellos, los de una nueva empresa que se acababa de mudar allí: Apple Computer. Era su primera sede corporativa en un edificio.

La anterior, fue un garaje en casa de los padres de Steve Jobs.

Después del trabajo

Aniversario Macintosh 2020 04 Hertzfeld y Burrell, siendo muy Hertzfeld y Burrell, en los ochenta

Andy Hertzfeld apresuraba su cena con un último plato contundente después de otro día intenso en aquellas nuevas oficinas de Apple (llamadas Edificio Good Earth precisamente por la proximidad del famoso restaurante). En aquella primera planta corporativa se estaba fraguando el Macintosh, aunque no era precisamente tal como lo recordamos hoy en día. Aquello era más bien un rudimentario monitor monocromo conectado a algunas placas encima de una mesa. A su lado, un Apple II completamente mutilado y conectado a aquel prototipo de alguna forma.

El prototipo del primer Macintosh fue la mezcla entre un Apple II y algunos trucos de ingeniería sorprendentes

Burrel Smith se pasó prácticamente todas sus vacaciones de navidad en 1979 trabajando en la placa base de aquel nuevo ordenador. En Enero de 1980, ya tenía un prototipo básico de lo que quería construir, aunque todavía no era el ordenador todo-en-uno en el que acabó convirtiéndose. En realidad utilizó elementos de un Apple II para crear la visión original de Jeff Raskin: un procesador Motorola 6809E, 64K de memoria y lo más importante para aquel nuevo invento, un sistema de representación de gráficos con una resolución de 256x256.

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Los gráficos debían convertirse en la capital de aquel nuevo país que Apple quería enseñar al mundo y Burrell estaba completamente loco. En lugar de crear el prototipo de cero, hackeó aquel Apple II para que pudiera entenderse con lo que estaba construyendo de un modo que maravillaría al mismísimo Wozniak. "La forma en la que lo consiguió fue una completa locura." ha dicho Hertzfield alguna vez.

Todo aquello era tan nuevo, y tan jodidamente raro, que ni siquiera el propio Burrell sabía hasta dónde había llegado exactamente. Sospechaba que el prototipo podía mostrar gráficos complejos por pantalla, pero aún necesitaba escribir el software necesario para ello. En un papel cualquiera, escribió las direcciones de memoria reservadas para almacenar las imágenes que necesitaría aquel sistema. Como quien dibuja las instrucciones para encontrar un tesoro.

El mapa del tesoro

Aniversario Macintosh 2020 05 Esta es la hoja original con las direcciones de memoria para el prototipo del primer Macintosh, según Folklore.org

Algunos empleados de Apple volvían a la oficina después de cenar para trabajar en proyectos propios: muchos, acabaron en el Macintosh

Hertzfeld estaba tan asombrado con todo aquello, que algunas de las noches después de cenar en Good Earth volvía a la oficina de Apple para ver qué hacían sus compañeros. Algunos de ellos se dedicaban a proyectos propios y le gustaba conocerlos. A veces pensamos que las innovaciones nacen de procesos corporativos super planificados, pensados y marcados en una hoja de ruta. No siempre es así: la genialidad parte más a menudo de estos mapas del tesoro dibujados en alguna hoja sin importancia en manos de la persona apropiada.

Utilizándola, aquella noche, Andy estuvo programado el software necesario para probar aquel prototipo y poder cargar la primera imagen en un Macintosh. Pero claro, en aquel momento no era muy normal tener una imagen escaneada para probar: gracias a un proyecto anterior, Bob Bishop (otro mago de software) tenía docenas de imágenes del pato Donald escaneadas - Herzfield cogió una del tio Gilito sentado en una montaña de dólares (¿premonitorio?) que por alguna razón, le resultó graciosa.

Aniversario Macintosh 2020 01 Una imagen muy similar a esta fue la primera que se mostró en el primer Macintosh

Hertzfeld no se dio cuenta de que el prototipo no tenía controladora de disco: había que salvar aquello o se perdería todo

Imaginó la cara de Burrell llegando el día siguiente a la oficina y viendo que el proto-Macintosh tenía una imagen cargada en la pantalla - lo más parecido a un milagro informático que podía pensar. Sin embargo, aquel pequeño Frankenstein no tenía aún controladora de discos, así que no podía cargarla. ¡Maldita sea! No podía apagar el ordenador con todo el trabajo que había hecho durante la noche porque, simplemente, no sabía cómo reiniciar aquella máquina loca de Burrell y que todo cargara a la primera sin borrar nada.

Pero llega nuestro héroe de aquella noche mítica: Cliff Houston, que miraba desde su mesa en la oficina los problemas de Hertzfeld. "Le conté lo que me pasaba y aluciné. ¡Se le dibujó una sonrisa en la cara!" Houston le dijo que él era capaz de introducir una tarjeta controladora de discos sin apagar aquella máquina - cosa que en aquella época, muy lejos aún del plug-and-play, era casi ciencia ficción o hechicería.

Todo o nada

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"Tengo que hacerlo con extrema precaución: si no inserto la tarjeta correctamente, podría cortocircuitar la placa." La cara de Andy mostraba algo más que preocupación: se la jugaba a todo o nada. Si Cliff no lo hacía a la primera, ya no sólo podía perder su trabajo con los gráficos, podría incluso arruinar el prototipo de Burrell. Pero aquello era Apple, y os recuerdo que aquella gente estaba benditamente loca, así que lo hicieron.

Y funcionó. A la primera.

De hecho, funcionó tan bien que incluso le sobró espacio extra debajo de la imagen para añadir el texto "Hola Burrell!" en una de aquellas primera fuentes proporcionales del sistema. Y lo dejó encendido, iluminando tenuemente aquellas oficinas de la noche que estamos recordando hoy, celebrando el 36 aniversario del Macintosh.

Algunas genialidades no nacen de complicados procesos corporativos, sino de la auténtica pasión por tener un plan para cambiar las cosas y la locura para llevarlo a cabo

Cuando volvieron al día siguiente, un excitadísimo Burrell no paraba de enseñar aquella imagen a todo el mundo. Aquello era como aterrizar en la luna a la primera. No podía creer lo que veía. Tom Whitney, el vicepresidente de ingeniería en Apple responsable del proyecto entendía que aquello podía cambiarlo todo. Ese fue uno de los momentos en los que el proyecto Macintosh comenzó a ser realmente posible. Un día cualquiera, después de una cena en el Good Earth.

"Steve Jobs tiene que ver esto."

El resto del mundo lo hicimos el 24 de Enero de 1984. Y conocimos por qué 1984 no fue como "1984".

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