"Objeto indefinido hecho de aluminio y cristal": así es el superyate diseñado por Steve Jobs que nunca pudo estrenar

Yate Venus
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Es sabido que Steve Jobs siguió trabajando hasta sus últimos días, pese a estar retirado de la vida pública e incluso de su rol como CEO en Apple. Uno de los bretes que intentaba resolver era clave para el futuro de la marca: cómo integrar la televisión dentro del ecosistema empresarial.

Esto es algo que, a la vista de los últimos resultado financieros, con mil millones de suscritos a los servicios digitales, se ha logrado con creces. Al menos en el apartado de software. Pero hubo otro proyecto, más personal y más íntimo, que logró ultimar aunque del que nunca pudo llegar a disfrutar. Así era este prodigio de la ingeniería llamado Venus, como la diosa del amor, la belleza y la fertilidad de la mitología romana, el equivalente a la Afrodita griega.

Un yate de lujo, la última creación de Steve Jobs

Venus fue uno de los últimos deseos de Jobs. El biógrafo de Steve Jobs, Walter Isaacson, recogió estas palabras a propósito del estado del yate:

"Sé que es posible que muera y deje a Laurene este bote a medio construir. Pero tengo que seguir adelante. Si no lo hago, significa que estoy admitiendo que estoy a punto de morir".

Y, como todas las obras de Jobs, no se conformaría con un trabajo mediocre. Venus es un yate de lujo. Un superyate o megayate, según se mire, ya que cuenta con 80 metros de eslora —78,2 metros, para ser precisos— y una capacidad para 12 pasajeros, que sumarían veintidós personas en total si contamos a los profesionales responsables de su pilotaje y mantenimiento. Revestido en aluminio y unos grandes paneles acristalados, incluyendo espejos en su proa, Steve Jobs quería una sala de timón a juego con las tiendas de Apple. No en vano hay siete Mac de 27 pulgadas en esta habitación.

Sin embargo, su construcción no fue fácil: tras más de seis años en los astilleros Koninklijke De Vries, a cargo del prestigioso astillero holandés Feadship, los costes se dispararon a más de 90 millones de euros y la entrega de llaves se dilató. Mantenerlo tampoco es barato: los costes de funcionamiento anuales rondan los 10 millones de euros.

yate

Pero su diseño es prodigioso: largo y delgado, con una viga maestra de 11,8 metros y una superestructura baja compuesta totalmente por vidrio, es raro ver un yate con proa en forma de hacha y popa plana, totalmente recta. En su corazón se esconden dos MTU motores capaz de entregar una velocidad tope de 20,5 nudos y una velocidad de crucero de 18 nudos.

El responsable de este diseño fue el parisino Felipe Starck, quien recogió las ideas y diseños del propio Jobs y comenzó a trabajar en él. Tal y como documentó en una entrevista para Vanity Fair, la llamada de "Un tal Mr. Jobs que quiere hablar con usted" fue breve pero especialmente fructífera. Steve preguntó "¿Quieres hacerme un barco?" y Starck respondió "Claro". Aquel acuerdo le garantizó 9 millones de dólares por el proyecto, aunque Steve Jobs mantuvo este gasto en privado.

La vida actual de Venus

Venus 2

Venus fue botado a finales de octubre de 2011, a pocas semanas del fallecimiento de Steve Jobs. Pudo ver fotos y vídeos del proceso, pero nunca se paseó por la cubierta. Y pese a tener un valor de mercado de 120 millones, nunca ha estado en venta. De hecho, el yate actualmente sigue bajo la tutela de Laurene Powell, viuda de Jobs. En 2015 fue reformado por una cifra no difundida y durante el verano de 2019 se echó a la mar. También es un destino habitual de los fanáticos de la marca, una meca portátil para quien pueda permitírselo.

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