Que obliguen a Apple a abrir NFC es una mala idea: no todos están a la altura de su usabilidad

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Apple se prepara para abrir el chip NFC del iPhone de forma que cualquier app pueda acceder a él. La presión y las leyes de la Unión Europea están otra vez tomando decisiones. Me parece una muy mala idea. Puede que no sea la opinión más popular, pero tengo buenas razones para ello. La principal es la usabilidad.

Me encanta Apple Pay, lo uso continuamente para prácticamente cualquier pago en tiendas físicas y para todos los que lo permiten en la web. Es fácil, es cómodo, es seguro y hace que pagar cualquier elemento sea tan simple como acercar tu Apple Watch al terminal de cobro. Y de ahí la preocupación. Un NFC abierto puede llegar a cambiar todo eso.

La competencia es positiva, pero en algunos casos deja daños colaterales

La idea principal ante un NFC abierto es que los bancos y las entidades quieran posicionar sus propias soluciones de pago. No solo ofrecer, sino incentivar a utilizar de forma muy clara, llegando a dejar de ofrecer soporte para Apple Pay. Al principio de la llegada del servicio a España os acordaréis que no todos los bancos permitían usar sus tarjetas con Apple Pay.

Los que éramos de otra entidad tuvimos que esperar prácticamente un año para poder disfrutar de un servicio que muchos ahora damos por hecho y supuesto. Al otro lado del mundo, en Australia, la situación fue mucho peor, pues los principales bancos australianos se unieron en contra de Apple Pay, por lo que el servicio tardó todavía más en desplegarse.

En un momento dado algún banco abrazó el servicio y, poco a poco, el resto cedieron, pero ahora, si el NFC se abre a todo el mundo, la situación podría revertirse. Apple cobra una pequeña comisión a los bancos por el uso de Apple Pay, mientras que se asegura de no recoger ningún dato de la transacción. Entre el gasto y el menor acceso a los datos de nuestros hábitos, los bancos tienen dos buenas razones para promocionar el pago desde sus propias aplicaciones.

Sí, lo admito, estamos ante un supuesto. Quizá nos estamos poniendo en peor de los casos posibles, pero viendo lo que pasó con la llegada del servicio tampoco me parece descabellado. ¿Qué ganaríamos con un NFC abierto en cuanto a pagos? ¿Guardar nuestras tarjetas de crédito en otra aplicación —llamémosle PayPal o similar— para conseguir el mismo servicio?

La integración que tiene Apple Pay en nuestros dispositivos, siendo su activación inmediata a través de una doble pulsación y mediante Face ID, no parece al alcance de apps de terceros. Honestamente, me preocupa un futuro en el que el banco X retire su soporte para Apple Pay y cuyos clientes tengan que acudir a la app del banco antes de acercar el iPhone al datáfono para pagar. ¿Es una preocupación infundada? Tampoco tanto.

Si bien la competencia siempre mejora los servicios, en algunos casos, los servicios que se dedican a reunir las ofertas de diferentes empresas, como hace Apple Pay, que centraliza los pagos móviles de todas las entidades financieras, necesitan autonomía suficiente para poder desarrollar su labor. Una ventaja o en este caso la ausencia de alternativas para evitar que, en pro de la competencia, cada banco ofrezca su propia forma de pago.

Puede ser pronto para llevarse las manos a la cabeza, lo reconozco, pero personalmente sigo de cerca la evolución de ese pequeño chip NFC de nuestros iPhone y la normativa al respecto de todo ello. Veremos cómo se van desarrollando los acontecimientos.

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