Nunca se me dio bien eso de cuidar un Tamagotchi. A mí, eso de que me tengas requiriendo atención constante, que te limpie, te de comer o si no te mueres me suena a chantaje emocional de los duros. Y por ahí no paso. Como tampoco quise pasar en su día por cuidar a esa suerte de excremento que visualmente parece Pou (lo siento, ¿pero lo parece o no?).
El caso es que, pese a todo, fui de los que hace una década jugaba a 'Pou' en su iPhone porque, a diferencia del Tamagotchi en el que se inspira, este nunca se moría. Al menos, no el mío, que podía pasarse semanas sin comer y sucio como un contenedor, y pese a todo me esperaba con una sonrisa. Volver a jugarlo a las puertas de 2026 no estaba en mis planes, pero...
En los rankings de la App Store, de donde nunca salió realmente, 'Pou' ha vuelto a emerger este año con un valorado tercer puesto entre los juegos de pago más descargados en los iPhone. No es que creyese que iba a descubrir un mundo nuevo con él, pero me picó la curiosidad de rejugarlo años después. Y me arrepiento con toda mi alma.
Esta vez seré un buen padre (spoiler: no)
Ahorrándome los 2 euros que cuesta 'Pou' (1,99 euros para ser exactos) porque ya lo había pagado en su día, creía que no tenía excusa para no descargarlo. Ahora sí la tengo: trabajo y vida social. Pou me está consumiendo... Y bueno, quizás exagero, pero lo cierto es que me ha enganchado de nuevo.
Me ha pasado exactamente lo mismo que me ocurrió la primera vez. Empecé entusiasmado con mi pequeña criatura. Eso sí, sin notificaciones. Ya digo que a mí eso de las exigencias no me va mucho (menos aún si no me pagan por ello) y no me apetecía recibir avisos para dar de comer constantemente a esta criatura del averno. Pero le cuidaba. De verdad que le cuidaba.
Que si me gastaba monedas virtuales en comprarle comida, que si ropita, que si una pelotita... Los primeros días con mi nuevo Pou me habrían servido para presentar mi candidatura a padre virtual del año (¿existirá semejante reconocimiento?). Pero entonces me aburrí y agradecí que Pou no fuese un niño de verdad, porque tendría a los servicios sociales llamando a mi puerta desesperadamente.
Lo mejor de 'Pou' no es Pou
Pero no desinstalé el juego y seguí abriéndolo. Aunque no para cuidarle, sino para jugar con él. Y no me refiero a tirarle una pelotita virtual y observar como sigue su rastro con los ojos y como ríe. Es demasiada ternura para mí. Literalmente jugué con el a sus minijuegos integrados dentro de la propia aplicación.
Allí estaban títulos que, no exagero, casi me costaron los estudios hace una década cuando estaba enganchado a ellos. Ahora no tengo peligro de suspender la asignatura de contabilidad, pero sí de que mis jefes me pregunten qué hago que no estoy trabajando. Así que con cierta moderación, me he reenganchado.
Entre esos minijuegos, hay algunos "nuevos". Y pongo comillas porque, después de diez años sin jugar, uno que se añadiese hace siete años sería ya nuevo para mí. Y aunque los he probado, me sigo quedando con los clásicos. Los de aquel imberbe Álvaro que jugaba en su iPhone 4s (es mentira, ya tenía barba, pero quedaba muy bien para el texto decir que no).
Si te genera curiosidad, es el de Sky Jump el que más horas me ha robado (antes y ahora). Se trata básicamente de ir saltando por plataformas desde el subsuelo hasta llegar a la estratosfera y más allá, todo con pequeños movimientos del iPhone. Aunque hay más.
El caso es que rejugarlo me ha hecho no solo recordar otros tiempos, sino darme cuenta de lo feliz que te puede hacer un pequeño bicho virtual que siempre ha estado ahí esperando a que un día vuelvas.
Y podía haberlo dejado ahí, como una anécdota nostálgica. Pero la realidad es que 'Pou' funciona hoy por la misma razón que funcionaba hace diez años: no pedir nada. Sí, te pide que le cuides y estés pendiente, pero en realidad no ocurre nada si no le atiendes durante horas e incluso días. La gracia está en esos ratitos muertos, en esos "una partida más y ya" que se convierten en veinte minutos. Y que no nos vamos a engañar, si sabemos no descuidar nuestras tareas, entretenerse jamás es perder el tiempo.
Su sistema simple, sin que nadie te juzgue por abandonar la criatura y jugar sin presión sigue siendo la clave de este juego. Y si alguna vez lo jugaste, volver es casi inevitable. Si nunca lo hiciste, quizás ahora tenga más sentido que nunca, ya que no compite con nada moderno. Ni quiere, ni necesita reinventarse. Simplemente está ahí, esperando. Sin presiones. Y eso, a veces, es lo único que yo busco en un juego del iPhone.
En Applesfera | Los 46 mejores juegos para iPhone: gratis, de pago e incluidos en Apple Arcade
En Applesfera | Las mejores apps y juegos del 2025 según Apple ya tienen nombre: estos ganadores buscan conquistar tu iPhone
Ver 0 comentarios