Los Mac son muy duraderos, pero no sirven para siempre. Lo estoy viendo en varios casos con mis clientes particulares: aquellos Mac que más se han cuidado, de generaciones fabricadas entre 2009 y 2013, están empezando a fallar de un modo u otro causando dificultades para su propietario.
Podríamos zanjar el problema diciendo que los Mac son antiguos y que hace falta renovarlos, pero hay que ser más correctos: esos Mac están fallando por motivos concretos, así que voy a contar qué motivos son los más comunes y qué posibilidades hay de seguir usando esos Mac.
Disco duro, sistema corrompido o las dos cosas
El motivo principal por el que los Mac de nueve a trece años de antigüedad empiezan a tener problemas es su disco duro. Suele ser uno mecánico, de conexión SATA y que funciona a 5400 RPM, que como mucho forma parte de uno de los viejos Fusion Drive. Las partes móviles de ese disco suelen deteriorarse con el tiempo, ralentizando mucho la lectura y la escritura de datos.
Eso provoca que los Mac con esos discos duros tarden mucho tiempo en arrancar (he visto casos de varios minutos de reloj) y tengan muchísimas dificultades para hacer tareas simples como abrir Preferencias del Sistema o arrancar un navegador. Las esperas se hacen tan eternas que usar el Mac para las tareas más sencillas acaba desesperándote.
Si queremos darle más vida a esos Mac, podemos cambiar ese disco por una unidad SSD moderna. El problema es que muchos servicios técnicos oficiales de Apple ya no ofrecen piezas para hacerlo (estamos hablando de Macs vintage u obsoletos), y por lo tanto nos queda recurrir a servicios no oficiales. Si eres un manitas y te atreves con ello, puedes intentar adquirir el disco y hacerlo tú mismo. Si no, me temo que la última medida es adquirir un Mac nuevo.
En caso de cambiar el disco, algo que también recomendaría hacer es instalar una copia limpia de macOS. Lo digo porque en no pocos casos también he visto un mal rendimiento de esos Mac debido a que el sistema arrastra demasiados años de instalaciones, desinstalaciones, directorios que no se vacían, aplicaciones obsoletas... un mal mantenimiento de un Mac que no se ha formateado durante años puede provocar que sea el propio macOS el que lo ralentice todo. Puede, de hecho, que formatear el Mac y reinstalar macOS te ayude a recuperar algo de ese rendimiento.
En el peor de los casos tenemos ambos motivos trabajando juntos: un disco duro mecánico que se ha deteriorado mucho y un macOS mal cuidado que tarda demasiado con sus tareas. Lo ideal en estos casos es poner a salvo nuestros datos, cambiar el disco por un SSD, instalar un macOS limpio y empezar de cero. Siempre que se pueda, claro. Si ves que no hay modo de cambiar ese disco quizás haya llegado el momento de romper la hucha y buscar un Mac nuevo que se acomode a tus necesidades.
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