Las reliquias de Apple no son sólo sus viejos dispositivos que se subastan por un dineral. También encontramos otros más particulares como viejas mochilas que también valen una fortuna e incluso tarjetas de empleado. No la tarjeta del mismísimo Steve Jobs, pero sí de algún empleado con el que compartió época. O al menos eso es lo que creía un coleccionista que pagó 950 dólares por lo que aparentaba ser una tarjeta de empleado.
Esa tarjeta era la de Sherry Livingston, quien llegó a coincidir con Jobs y estuvo en la época en la que Michael Scott era CEO de Apple. A diferencia de comprar un dispositivo, esa tarjeta no tiene ninguna utilidad real más que la de servir como pieza de coleccionismo. Sin embargo, en el caso de la que compró este coleccionista, ni siquiera sirve para eso.
Quiso comprar "un pedazo de la historia de Apple"
Quién es amante del coleccionismo en general y fan de Apple en particular, valora todo detalle retro de la compañía por pequeño que parezca. Cabel Sasser se asocia a todo ello y así fue como, tras ver una publicación en Mastodon, encontró que una antigua tarjeta de empleado de Apple se subastaba en eBay. Era, presuntamente, la de la citada Sherry Livingston.
Como el propio Sasser comenta en su blog, le llamó la atención desde el primer momento. No en vano, era un objeto icónico y, a priori, genuino. Toda una joya de la que en su día fue la empleada número 10 de Apple. Porque como bien recalca el protagonista de la historia, no existen muchas piezas como estas en el mundo y menos aún que pertenezcan a alguno de los diez primeros empleados.
Todo parecía cuadrar con la foto de la empleada, su fecha de ingreso en la compañía, el logotipo de Apple y hasta la firma manuscrita de Livingston. Y es por eso por lo que decidió adquirirla. 950 dólares que, aunque a muchos les pueda parecer una barbaridad, para este coleccionista era incluso barato teniendo en cuenta que, como él mismo explica, suponía poseer un pedazo de historia de la compañía.
"Es completamente falsa"
Cuando Cabel Sasser recibió la tarjeta en su domicilio, todo parecía seguir siendo verídico. Incluso las marcas del paso del tiempo lo acreditaban. ¡Hasta venía con un viejo mapa de la sede de Apple manuscrito! Muy bonito todo. Tanto, que era demasiado para ser real.
No tardó mucho el coleccionista en encontrar indicios que apuntaban a ser una falsificación. Lo que más le desconcertó fue observar el texto mecanografiado, el cual estaba sospechosamente desalineado.
Al final la verdad sobre la falsificación la sabría gracias a que un viejo empleado de Apple se lo confirmó. Se trata de Chris Espinosa, quien fuese número 8 de la compañía y a quien Sasser escribió a través de Mastodon. Espinosa, sin ningún tipo de dudas confirmó que era falsa.
Para ello, el veterano empleado de la compañía californiana adjuntó la que fuese su tarjeta de empleado, de forma que se pudiesen apreciar mejor las diferencias con la tarjeta que había adquirido.
El vendedor siguió con la mentira hasta el final
Obviamente, Sasser reclamó al vendedor de eBay y el asunto se empezó a enredar todavía más. El coleccionista, lejos de enfadarse o emitir una reclamación directamente, le preguntó vía chat la procedencia, indicándole que el mismísimo Chris Espinosa le había informado de la falsificación.
El vendedor, lejos de evitar responderle y ni por supuesto reconocer la estafa, comenzó con otra mentira. Afirmó que procedía de la Cruz Roja de Alemania, pero sin aclarar como un documento como este podía haber acabado en una entidad como aquella, tan lejana a Apple en todos los sentidos.
Para darle fiabilidad a esa coartada, le adjuntó incluso lo que parecían recibos de compra y otros documentos que, pese a estar muy detallados, arrojaban evidencias de falsedad. Así que sí, tanto el producto vendido como las pruebas que argumentaban su originalidad eran falsos.
El último mensaje que acabó recibiendo Sasser del estafador era una última intentona por demostrar su fiabilidad. Afirmó ser también un entusiasta del coleccionismo obligado a vender parte de su colección para poder mantener a su familia tras perder el empleo a causa de la pandemia del COVID-19. Y cometió un error.
En ese último mensaje, el vendedor cambiaba su versión de los hechos al afirmar que había comprado la tarjeta de empleado en otra subasta de eBay, cuando anteriormente había estado afirmando y reafirmando que había sido a la Cruz Roja de Alemania.
Lejos de enternecerse o compadecer al vendedor por su presunta mala situación económica, Sasser sabía ya que estaba ante un rey de la mentira. Así, su respuesta se limitó a señalar aquella contradicción y pedir explicaciones de cuál fue realmente el origen de la tarjeta. "Nunca recibí una respuesta", zanjó.
Así que sí, fue estafado. Pagó 950 dólares por lo que al final no era más que un trozo de cartón imitando malamente lo que fue una tarjeta de empleado de Apple original. Sasser aprendió una lección aplicable a cualquier persona respecto a compras de este tipo. Y no es otra que la de tener cuidado con lo que parecen ser piezas originales de la historia de Apple, desconfiar siempre e indagar en Internet para verificar la originalidad y, por supuesto, desconfiar de aquel vendedor de eBay.
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